AFP
QUITO, ECUADOR
Rafael Correa conoció por primera vez la derrota electoral y antes de volver a su autoexilio declarará ante la Justicia por un presunto caso de corrupción. Una racha con aires de final para quien fuera el hombre más poderoso de Ecuador.
El domingo los ecuatorianos bloquearon mediante un referendo la posibilidad de que Correa recuperara el poder en 2021, y, de paso, enterraron algunas de las reformas que promovió este temperamental líder de izquierda de 54 años.
Aún con la herida abierta, rindió testimonio ante la Fiscalía, en Guayaquil, sobre un presunto perjuicio al Estado en la venta de petróleo a China y Tailandia. De momento, no enfrenta cargos en el marco de una indagación previa.
El ex gobernante, que en diez años en el poder superó con éxito 14 desafíos electorales, ve en este llamado de la Fiscalía la maniobra final para salir de él. El domingo los ecuatorianos también decretaron la muerte política para los condenados por corrupción.
“En Ecuador se está judicializando la política, como hicieron con Dilma, con Lula, con Cristina (Kirchner). Ahí vemos a Jorge Glas (ex vicepresidente de Ecuador preso por el caso Odebrecht) y vienen por mí”, dijo Correa el domingo a la prensa.
El politólogo Simón Pachano aseguró que la aprobación en el referendo, con 74% de los votos, de la pregunta sobre corrupción significa la muerte civil, y eso le puede excluir (a Correa) de toda la política si tiene una condena, como parece que puede ocurrir.
Correa formó parte de la ola triunfal de la izquierda que sacudió a América Latina. De la mano del fallecido Hugo Chávez, encabezó un gobierno muy popular en su momento que reformó el Estado, desafió a EEUU y puso contra las cuerdas a un sector de los ricos y a los medios privados de comunicación.
También fue implacable con sus adversarios, y no pocos le endilgan un carácter autoritario.
Hasta hace menos de un año nadie creería que podría venir de la mano del que fuera su vicepresidente y ahora enemigo político: el mandatario Lenín Moreno, promotor de la consulta que enterró buena parte del legado correísta.
Lesionado, pero sigue siendo fuerte políticamente
Para el analista Santiago Basabe, Correa está lesionado políticamente, pero aún no hay que perderle de vista porque mantiene un espacio trascendente entre el electorado. Antes de volver a su autoexilio, Correa deberá defenderse ante las sospechas que rondan el manejo que le dio a las ventas anticipadas de petróleo, una estrategia que le permitió al Estado recibir miles de millones de dólares a cambio de la posterior entrega de crudo, principalmente a China, que se convirtió en el mayor prestamista del país. “Yo no tengo nada que ver porque yo autorizaba nada más hasta el 2010 las preventas petroleras, pero no es que me encargaba de cuánto cuesta el flete, el seguro, el descuento y tonterías así”, señaló Correa.