Por Wilson Ferreira
CIUDAD DEL ESTE
Se cumplen 52 días de que el fenómeno El Niño mantiene en estado de alerta a los pobladores ubicados en la zona baja del barrio San Rafael de Ciudad del Este, Alto Paraná. Entre la noche del martes y gran parte de la jornada de ayer, el agua volvió a subir rápidamente, tomando, hasta el cierre de nuestra edición, a unas 50 casas.
Hasta el martes los pobladores cruzaban sin problemas los sectores 1 y 2 del barrio sobre el puente de hormigón armado, que pasa por encima del arroyo Acaraymí, pero en la víspera fue superado totalmente por las aguas en una rápida crecida.
La previsión es que siga subiendo, por lo que muchos vecinos ubicados en zonas un poco más altas decidieron ayer trasladarse a otro lugar por precaución. Funcionarios y técnicos de la Itaipú Binacional están en la zona permanentemente, lo que permite dar tiempo a los vecinos que serán afectados por la crecida a mudarse y salvar sus enseres y así evitarse perjuicios, principalmente en lo que respecta a electrodomésticos.
“Esta vez dice que me va a tocar. Anoche (martes) estuvieron por acá los técnicos de la Itaipú hablando con la gente y para evitar males mayores me estoy mudando. Lastimosamente es la realidad con la que tenemos que lidiar, esto nos genera gasto, tener que contratar flete y todo lo que implica una mudanza”, relató Carlos Flores, poblador cuya vivienda se verá afectada en las próximas horas.
En este momento, cruzar del sector 1 al 2 se realiza solo con pequeñas embarcaciones de madera. Unas 20 en total se encargan del trabajo. Cuesta 2.000 guaraníes por persona. Los canoeros señalan que, además de hacer un servicio, también ganan unos guaraníes.
PICO. El momento más crítico se registró a mediados de diciembre, cuando el desborde del arroyo Acaraymí llegó a inundar unas 70 viviendas. De hecho, unas 100 casas fueron desocupadas, por temor a una mayor crecida, que no se dio.
Los niveles del río Paraná, así como del Yguazú, son muy inestables, lo que repercute en el arroyo Acaraymí, que con la crecida del Paraná se ve represado y su caudal retrocede, con lo cual empiezan los problemas.
La situación es inestable, si bien por casi dos semanas el nivel del arroyo volvió a su cauce, las autoridades no permitieron ocupar las viviendas abandonadas el pasado mes de noviembre.