A solo un día del Domingo de Ramos, en el Mercado 4 de Asunción apuran el trenzado y decoración del pindó que, debido a la inundación, escasea y está un poco más caro respecto al año pasado.
Desde el pasado lunes, en los numerosos puestos de venta de remedios naturales (pohã ñana), las mujeres –algunas en compañía de sus hijos varones– arman sin contratiempos diferentes tipos de palmas.
Las dos más requeridas son la guachita, que ostenta un diseño alargado, y la rosita, que emula la forma de una flor, según comentan Aparicia Ramírez y Zunilda Torres, mientras entrelazan las hojas en el Paseo de los Yuyos.
Allí, en pleno corazón del Mercado 4, se observa la discreta presencia de palmas.
“Si la gente no viene a llevar ahora, puede ser que mañana (por hoy) ya no consiga”, avisa Graciela Amarilla, lanzando un guiño marketinero aunque valiéndose del paisaje irrefutable: “Mira cómo están las calles, no hay tantas palmas como años anteriores; esto desde el lunes se solía llenar de palmas, ahora no hay tanto”, expresó.
Aparicia explica que eso responde a que la inundación obstaculizó la recolección y el traslado de esas hojas en el Chaco. “Aumentó el precio porque ahora no se trae mucho”, dice sobre la escasez que influyó en el costo de esta materia prima.
“El año pasado se vendía a G. 40.000 la docena, ahora cuesta G. 60.000", indica.
Las palmas para el público cuestan G. 3.000 y G. 5.000 con las tres hierbas: ruda, romero y siemprevive.
Rito. El secreto de la elaboración de las palmas: mucha devoción y paciencia. “Toma cinco a diez minutos hacer uno mediano”, cuenta Marcelo, hijo de Graciela: “Yo me crié acá con ella”, confiesa.
Una grande insume un poco más de tiempo, pero –aclara– si se hace en apuros se corre el riesgo de trenzar mal los cruces tradicionales.
Las hojas llevan incrustadas ruda, romero y siemprevive, una flor lila que le prodiga de un color fresco a la hoja.
Además, de acuerdo con la religiosidad popular, estas hierbas contienen propiedades curativas. “Es parte del rito agregar ruda, romero y siemprevive. Se utiliza para ahuyentar la mala onda de la casa, sirve también para el mal de ojos de los niños”, señala Graciela.
Eso sí, primero debe pasar necesariamente por la bendición del sacerdote el domingo en que se recuerda la entrada triunfal de Jesús a la ciudad de Jerusalén.
“Alguna vez si se tiene una criatura con problemas de ojeo, se humea la palma con las hierbas”, completa.
Zunilda aporta que en el Chaco queman con yerba durante los días de tormenta.