EFE
La iniciativa, que convierte a Viedma en la primera ciudad argentina en realizar acciones de este tipo, surgió de un proyecto de ordenanza emitido por el Concejo Deliberante (el órgano legislativo del municipio), y fue impulsado por Mariana Arregui, del Partido Socialista.
La ordenanza suspende “cualquier tipo de actividad pública que permita, apoye, promocione y cree concursos de “belleza” y de elección de ‘reinas’, ‘princesas’ y/u otras expresiones similares, en particular de las mujeres, cualquiera sea su edad”.
Asimismo, solicita que se sustituyan por “el reconocimiento a personas, de distintas edades, que en forma individual o colectiva, se hayan destacado en actividades tendientes a mejorar la calidad de vida” de la ciudad.
Si bien la ordenanza solo regula la actividad pública, promueve iniciativas del municipio para desalentar concursos de belleza en el ámbito privado.
“Estoy convencida de que tenemos que atacar las causas sociales y culturales que hacen juego a los hechos violentos que sufrimos las mujeres. Los concursos de belleza nos enseñan que tenemos que responder a determinado parámetro de belleza y exponernos a la mirada de otra persona que nos diga o no si cumplimos esos estándares”, explicó Arregui sobre el origen del proyecto.
De esa manera, además de intentar reducir la violencia psicológica y física del género femenino, la autora también quiso prevenir enfermedades como la bulimia y la anorexia, relacionadas con aquel ideal de belleza y las frustraciones que devienen luego.
Por último, Arregui señaló que los concursos de belleza organizados por el municipio eran “bastante importantes” en Viedma, donde se celebraban anualmente dos fiestas locales con elección de “reinas”, que convocaban a cientos de personas: la del Mar y el Acampante, celebrada en enero, y la del Río, en febrero.