04 jul. 2025

Buscando el hueso perdido

La Secretaría de Cultura solicitó a Francia el envío de arqueólogos para excavar sitios donde se desarrolló la guerra contra la Triple Alianza. Este pedido pone en evidencia el déficit de profesionales paraguayos en un área indispensable para recuperar parte de la historia nacional: la arqueología.

Mirtha Alfonso.jpg
Acosta Ñu, 16 de agosto de 1869. El conde d’Eu contempla lo que queda de su obra macabra: los cadáveres esparcidos de 3.500 paraguayos, casi todos niños, quienes hicieron frente a 40.000 soldados aliados en la última gran batalla de la guerra contra la Triple Alianza, a esa altura ya irremediablemente perdida.

Ese hecho, uno de los capítulos más infames de una guerra de por sí infame, dio pie a un proyecto de la Secretaría de Cultura –con la cooperación del Ministerio de Cultura y Comunicación de Francia– que busca recuperar los testimonios de nuestra historia que quedaron enterrados, no solamente por las arenas del tiempo, sino también por la desidia y el desinterés de sucesivas administraciones.
La iniciativa, que se desarrolla en el marco de la conmemoración del sesquicentenario (150 años) de la Guerra contra la Triple Alianza, contempla la venida de arqueólogos franceses, quienes realizarán excavaciones en los campos de batalla donde tuvo lugar aquel conflicto bélico. La idea es realizar una investigación arqueológica, para luego organizar museos memoriales en los lugares más emblemáticos.
Herramientas insuficientes
Esta situación lleva a preguntarse cómo estamos en Paraguay en materia de trabajos arqueológicos y de profesionales en esta área. “Actualmente no existe ningún trabajo constante de arqueología, aunque hay varios que están por salir. Ya se hicieron exploraciones arqueológicas en Misiones y Amambay, pero no hay nada en forma activa”, explica Osvaldo Salerno, director general de Patrimonio Cultural de la Municipalidad de Asunción.
Como en cualquier otro país, en el nuestro abundan los lugares donde se puede desenterrar el pasado, el remoto y el más reciente. Salerno menciona concretamente dos: el espacio del exsupermercado Ycuá Bolaños, que refiere una historia reciente y cuya memoria está muy viva, y la Casa de la Independencia, relacionada con el nacimiento de la República.
Sin embargo, no hay suficientes profesionales formados específicamente en arqueología. Mirtha Alfonso () es una de las pocas. Ella estima que existen solo tres o cuatro paraguayos con preparación académica en esta área. Sin embargo, aclara que, en compensación, hay personas que trabajan en arqueología sobre la base de conocimientos adquiridos de manera empírica, “a pulmón”.
Por su parte, Salerno resalta que en nuestro país ya hay cierta tradición en el área de la preservación patrimonial, por lo que existen algunos gestores profesionales en el diseño de políticas públicas patrimoniales. A su criterio, Paraguay cuenta con un cuerpo básico, aunque no suficiente, de técnicos y expertos formados en temas de archivo, catalogación y restauración. “En este aspecto, considero que estamos aún en posición deficitaria”, añade.
Sin carrera
Si se pretende impulsar el desarrollo de la arqueología en Paraguay, un punto fundamental es que se pueda estudiar en el país, algo que actualmente no es factible porque no existe la carrera, reclama Alfonso. Precisamente por este motivo, años atrás ella se vio obligada a buscar alternativas de formación en el exterior, y logró concretar ese sueño en Alemania, merced a una beca de Itaipú.
“Lo primero es lograr que se abra la carrera en el país. En segundo lugar, tenemos que crear una política de Estado enfocada en la investigación, que se pueda ir a lugares, extraer piezas y contar con un lugar donde ubicarlas. Debe haber una gestión de ese conocimiento a largo plazo; hay que compartir el conocimiento con el público, no quedarse solo entre los expertos”, sostiene la arqueóloga.
Salerno apunta que es difícil remediar este déficit con medidas inmediatas. “Se deben promover procesos de formación académica en estos ámbitos o, por lo menos, sistemas efectivos de intercambio y cooperación internacional, hasta que nosotros mismos seamos capaces, como país, de atender las necesidades de formación de expertos”, propone.
Otro aspecto a tener en cuenta es el diseño de una política para los museos de arqueología, que deben estar en condiciones de recibir las colecciones, estudiarlas y exponerlas al público. Según Alfonso, no cualquier museo puede recibir una colección arqueológica: “En una excavación se encuentran materiales de todo tipo: madera, cerámica, textiles; hay distintas clases de objetos que requieren formas diferentes de conservación. Entonces, los museos deben estar preparados para recibirlos y conservarlos. Hoy no tenemos esa posibilidad”.
Dónde están

620334-Destacada Mediana-1910342588_embed

Las tareas pendientes en materia de arqueología son numerosas. Mirtha considera que es importante empezar a revisar los reglamentos que existen, ir creando protocolos y hacer un registro nacional, como un mapa arqueológico del país. “Esos datos ya existen, solo que están distribuidos en distintas instituciones. Cuando se construyó Itaipú, por ejemplo, se hicieron prospecciones arqueológicas, también con Yacyretá".
A la hora de elegir dónde excavar, se tienen en cuenta diferentes criterios, dependiendo del lugar, explica la profesional. Primero hay que buscar en los sitios donde se tiene conocimiento de que se halló algo, que puede haber sido un hallazgo casual. “Ahí es donde se acude a excavar para ver qué más hay. Además, están las fuentes históricas, orales y escritas”.
Se analizan también parámetros de distancia o de relación con el ecosistema. Es relevante que estén cerca de una fuente de agua, por ejemplo. “No siempre es una sola cosa la que se tiene en cuenta, sino la suma de diferentes parámetros”.
Hoy, en la arqueología, los trabajos no se abordan solo con un arqueólogo y algunos ayudantes. “Según el contexto, se necesita del apoyo de otros profesionales, como biólogos, arquitectos e historiadores. Por el avance de la tecnología y la investigación científica, ya no se trabaja de manera aislada, no es solamente un profesional el que tiene el insight sobre un tema, sino que es algo multidisciplinario”, explica Alfonso.
Fuerza legal
¿Existe en Paraguay alguna política oficial sobre la preservación del patrimonio cultural e histórico? Desde hace muy poco tiempo, la respuesta es sí: la ley 5.621, sancionada en 2016, es el instrumento legal que puede dar un impulso en este ámbito.
Esta normativa fija principios, criterios y conceptos en la materia, y establece que la Secretaría Nacional de Cultura es el organismo rector de los delineamientos relativos a la preservación del patrimonio. La política oficial tiene, según esta ley, un enfoque de diversidad, en cuanto incluye patrimonios diversos y protege el medioambiente y los sitios patrimoniales.
Salerno explica que este instrumento también refuerza la participación democrática de la ciudadanía a través del fortalecimiento de los gobiernos locales (municipales y gubernamentales) en la protección, cuidado, promoción y difusión de los bienes patrimoniales.
Según el director de Patrimonio, todos los lugares que caigan dentro de la definición de la ley como sitios patrimoniales, tales como los arqueológicos, subacuáticos, de la memoria, medioambiente, monumentos, etcétera, deben ser tenidos en cuenta para la preservación. “Desde luego, hay que priorizar aquellos que corren mayor peligro de deterioro o menoscabo y los que encarnan valores simbólicos, estéticos, arquitectónicos y expresivos de mayor carga cultural”.
A criterio de la arqueóloga, en Paraguay hay mucho potencial para el rescate arqueológico y la preservación del patrimonio cultural. “Hay de todo un poco, tenemos la parte prehistórica, la protohistórica, la histórica, los conflictos modernos, la parte monumental. Existe espacio para trabajar”, afirma.
A pesar de la escasez de profesionales paraguayos formados en arqueología y ciencias afines, la tarea de rescatar el pasado oculto bajo tierra, o preservar las manifestaciones que yacen sobre la superficie, es parte de la tarea de conservar tesoros culturales que forman parte de nuestra identidad como pueblo.

Fotos: Fernando Franceschelli / Museo de Itaipú - Tierra Guaraní

..........................
Vivir del pasado

¿Puede un arqueólogo vivir de su profesión en Paraguay? “Lo más común es trabajar por proyectos específicos, con una fecha límite. Hay arqueólogos que trabajan para museos o para universidades, que son las ocupaciones más estables, con contratos permanentes. Aquí tenemos contratos temporales, con la diferencia de que hay pocos profesionales”, explica la arqueóloga paraguaya Mirtha Alfonso.

......................

A conservar
La nueva Ley de Protección al Patrimonio Cultural establece, en su artículo 3.º, que “el patrimonio cultural del Paraguay está constituido por los bienes muebles e inmuebles, materiales e inmateriales, ambientales y construidos, seglares o eclesiásticos, públicos o privados, en cuanto resulten relevantes para la cultura, en razón de los valores derivados de los mismos, en cualquiera de sus ámbitos; como: el arte, la estética, la arqueología, la paleontología, la arquitectura, la economía, la tecnología, la bibliografía, el urbanismo, el ambiente, la etnografía, la ciencia, la historia, la educación, la tradición, las lenguas y la memoria colectiva”.