28 mar. 2024

“Antes de la guerra, el Chaco era de las empresas argentinas”

El historiador Jorge Rubiani sostiene que antes del inicio de la contienda, el territorio en disputa era ocupado casi íntegramente por firmas de capital argentino.

Soldados.  En  Choferes del Chaco, en un momento de descanso.

Soldados. En Choferes del Chaco, en un momento de descanso.

Rosalía Ciciolli

Miles de teorías, conspiraciones, mentiras y verdades a medias se tejen alrededor de las guerras, y la contienda contra Bolivia por la disputa del territorio chaqueño –cuya firma del armisticio que puso fin al enfrentamiento armado se conmemora mañana–, no podía estar exenta de las tramas secretas y negociaciones fallidas que nunca llevaron a un acuerdo sobre las posesiones reales del territorio en disputa y que al final desencadenaron el enfrentamiento armado entre paraguayos y bolivianos para dirimir los límites entre ambos países.

Para el historiador Jorge Rubiani existen muchos antecedentes poco conocidos o estudiados sobre la contienda chaqueña, y que se remontan incluso a la Guerra contra la Triple Alianza, época en que comenzaron las negociaciones entre los países aliados y Paraguay por la demarcación de los límites, y que marcaron los antecedentes del conflicto con Bolivia. Posteriormente, se firmaron cinco tratados fallidos con los bolivianos, que al final desencadenaron la disputa armada.

“Todo comenzó con el tratado secreto de la Triple Alianza. Nosotros no éramos propietarios de un centímetro del territorio del Chaco, y luego se desarrollaron cinco tratados más –antes del inicio de la contienda chaqueña– y ninguno resolvió absolutamente nada sobre las posesiones paraguayas en lo que ahora es la Región Occidental del país”, sentencia Rubiani.

Disputa. El área sobre la cual Paraguay y Bolivia mantenían una controversia por su soberanía era una enorme región entre el río Pilcomayo por el sur, el río Paraguay por el este, el río Parapití por el oeste, y los ríos San Luis y Otuquis por el norte.

Pero existen hechos que no figuraban en los mapas trazados antes del inicio de la guerra con Bolivia, que daban cuenta de que en realidad el Paraguay nunca tuvo una posesión real del Chaco.

“Lo que no se ganó en la guerra, se perdió en la paz –reafirma el historiador–, pues Paraguay reclamaba un territorio históricamente ganado que llegaba hasta el río Parapití, que en la práctica nunca llegó a pertenecer a nuestro país, porque jamás hubo una ocupación real de ese territorio. Paraguay nunca tuvo una sola población en el Chaco, salvo en Villa Hayes que en esa época se llamaba colonia Nueva Burdeos. El resto era enclaves en la costa del río, que explotaban el quebracho y tenía los saladeros; no tuvimos nada más”, explica Rubiani.

Territorio privatizado. Un hecho que explica la situación de dominio real del Chaco sucede en 1912, cuando el Centro de Madereros y Ganaderos del Paraguay realiza su asamblea de elección de autoridades en Buenos Aires, en donde se advierte que una gran cantidad de compañías y capitales argentinos ocupaban con sus fábricas una extensa parte del territorio chaqueño, que actualmente pertenece al Paraguay.

“Ninguno de estos datos fundamentales se mencionan en los planos y mapas del Chaco de antes de la guerra, por no existir información exacta. O sea, el Chaco era argentino, estaba dominado por las empresas de capital argentino, por lo que cuando nosotros valoramos y resaltamos que el vapor Holanda de la empresa Mihanovich ayudó a Paraguay a trasladar los pertrechos de nuestro ejército al Chaco, es cierto, pero en realidad lo que hicieron fue proteger sus inversiones radicadas en ese territorio”, aduce el historiador.

Rubiani comenta que las familias de más alta alcurnia en la sociedad argentina de la época, como las Fortabat, Casado o Sastre, eran dueñas de los mayores territorios del Chaco paraguayo con sus empresas, razón que motivó a la Argentina a romper su neutralidad durante la guerra con Bolivia, dando lugar a la introducción de todo tipo de armamentos y vituallas militares paraguayas al territorio chaqueño para sostener la contienda.

Bien conocida es la ayuda vital que prestó el ferrocarril de la empresa del inversor español radicado en la Argentina, Carlos Casado, para el traslado de armamentos y tropas hasta puntos neurálgicos, en donde se desarrollaron batallas ganadas por Paraguay.