Últimos acuerdos de la Unión Europea. Implicancias

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Édgar Emilio Servín (*) @ServinCoronel

Los acuerdos de Bruselas del 21 de julio pasado constituyen un nuevo acto fundacional de la Unión Europea (UE). La pandemia Covid-19 lo permitió. Demuestra lo que fue desde sus orígenes, una unión económica. Por discrepancias de visión, política exterior y defensa no son prioridades. Algunas características de dichos acuerdos son: 1) Unanimidad: Con el liderazgo franco-alemán el bloque dio un paso importante para la construcción del futuro presupuesto federal, también objetivo del presidente Emmanuel Macron de cara a las elecciones del 2022, a quien tampoco conviene un colapso. El Panzerkampfwagen Alemán no renunció de la noche a la mañana a sus intereses. Su modelo económico fue hecho para la globalización ya que es un país exportador y la crisis inestabiliza su economía, es por ello que hace el máximo esfuerzo para salvar al Euro como moneda y al Mercado Europeo como conjunto. 2) Fortalecimiento financiero, replanteo geopolítico: ¿Qué permite este nuevo acuerdo? Fortalecer a la región para enfrentar otras crisis con posibilidades reales de éxito. Para ello los gastos de defensa de varios países cuentan con el respaldo de la OTAN, ya que hoy Estados Unidos no prioriza invertir militarmente en Europa. El resultado monetario está a la vista: un Euro más fortalecido que el Dólar Norteamericano. 3) Sensibilidad social: Los cambios revelan sensibilidad ante el sufrimiento y la vulnerabilidad de las personas y las empresas. Se demuestra madurez y unidad, dejando que el Banco Central Europeo (BCE) apoye sin límites a los países más débiles con subsidios no reembolsables y créditos con bajas tasas de interés. ¿Cuál es el objetivo real? Apoyar las actividades económicas con amplias y discrecionales posibilidades de recuperación. 4) Estabilidad política: Implica el apoyo y la selección de las actividades que generan más ingresos en estos tiempos. Ejemplo: Agilizar el comercio electrónico, reducción y pago de impuestos con meses de gracia o cuotas más asequibles, junto con la creación de empleos e impuestos novedosos (transacciones financieras, medio ambiente y teletrabajo) aspectos que permitirán mayor movilidad social. Es decir, se busca que los países más ricos obtengan descuentos en sus obligaciones bancarias para que los demás tengan el mismo vigor en sus finanzas públicas. 5) Democracia y Presupuesto Federal: Más allá del interés económico el proyecto de la UE tiene a mediano plazo una clara meta que supone una mayor integración, un mejor control del presupuesto y calidad en la ejecución de los gastos. Para ello los líderes del bloque exigen compartir soberanía y gobernanza, lo cual implica profundas reformas institucionales. Resta convencer a los respectivos parlamentos nacionales. 6) Crisis simétrica, efectos asimétricos: Si esta crisis sanitaria fue al principio igual para todos, sus consecuencias son asimétricas para los Estados. Para entender el reto del acuerdo, basta conocer las conclusiones del Nobel de Economía Robert Mundell que dice “una moneda única, tiene sentido solo dentro de una unión económicamente integrada. Si las fronteras económicas son parecidas a las políticas” (caso del Mercosur) “más vale fortalecer a las monedas nacionales para favorecer el equilibrio económico que genera”. La Europa cibernética muestra a una América Latina preindustriosa y aún recolectora, cómo será el futuro. Algunas de estas recetas la deberíamos repisar.

(*) Coronel (R). Ejército Paraguayo.


Los acuerdos de Bruselas del 21 de julio constituyen un nuevo acto fundacional de la Unión Europea (UE).

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