Señales casi censuradas en la aldea global

Carolina Cuenca

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En la 74 Asamblea General de la ONU, realizada en Nueva York, los dos discursos que escaparon de los aburridos clichés que han dominado tantas intervenciones en esa reunión de los “caciques de la aldea global” en los últimos tiempos, han sido los del presidente Bolsonaro de Brasil y del presidente Trump de EEUU. Aunque no debemos esperar que todos los cambios vengan de discursos políticos, sería injusto no considerarlos solo para no caer mal a los censores del globalismo. Sea cual sea nuestra inclinación política habría que resaltar algunos de los puntos de estas ponencias que han enviado señales claves sobre el globalismo y su cerrada agenda en la ONU. Debido al espacio, este breve entresacado constituye ya una opinión y una invitación a leerlas in extenso.

Globalismo vs. soberanía. Ambos presidentes abogaron para que prevalezca el respeto por la libertad y la soberanía. Trump expresó que “siempre elegirán la independencia y la cooperación sobre la gobernación, el control y la dominación globales”. “Nunca cederemos la soberanía de Estados Unidos a una burocracia global no electa e irresponsable”. “Rechazamos la ideología del globalismo y adoptamos la doctrina del patriotismo”.

Socialismo, pobreza y violencia. Denunciaron la dictadura de Cuba y la situación escandalosa de Venezuela, regímenes muy ligados entre sí, donde “millones están huyendo del hambre y la violencia”. Bolsonaro justificó los cambios en su país como intento de “recuperar la confianza en el mundo después de estar al borde del socialismo” y de una “situación de corrupción generalizada, recesión económica severa, altas tasas de criminalidad y ataques ininterrumpidos contra la familia y los valores religiosos”, dijo.

Medioambiente, desarrollo e indigenismo. Bolsonaro rechazó “los intentos de instrumentalizar los temas ambientales o la política indígena en favor de intereses políticos y económicos externos, especialmente aquellos disfrazados de buenas intenciones” y denunció el uso de la “falacia de que el Amazonas es Patrimonio de la Humanidad” “con un espíritu colonialista”. “Debemos entender que nuestros nativos son seres humanos, como cualquiera de nosotros...”. “Aquellos que nos atacan no están preocupados por el ser humano indio, sino por la riqueza en estas áreas”, sostuvo.

Inmigración ilegal. “Financia redes criminales, pandillas despiadadas y el flujo de drogas mortales… explota poblaciones vulnerables, daña a los ciudadanos trabajadores y ha producido un círculo vicioso de delincuencia, violencia y pobreza”, “la migración no debe ser gobernada por un organismo internacional que no rinda cuentas a nuestros propios ciudadanos”, dijo Trump y sentenció: “En última instancia, la única solución a largo plazo para la crisis migratoria es ayudar a las personas a construir futuros más prometedores en sus países de origen”.

Creciente persecución religiosa. “Un flagelo contra el que debemos luchar incansablemente” y “colaborar con otros países para proteger a los oprimidos por su fe”, dijeron.

Ideología y corrección política. Bolsonaro dijo que “en las últimas décadas, hemos sido seducidos por sistemas ideológicos de pensamiento que no buscaban la verdad, sino el poder absoluto. La ideología se ha asentado en el campo de la cultura, la educación y los medios, dominando las universidades y las escuelas... ha invadido nuestros hogares para invertir contra la célula mater de cualquier sociedad sana, la familia. También intentan destruir la inocencia de nuestros hijos pervirtiendo incluso su identidad más básica y elemental, la biológica”.

La ONU. “Puede ayudar a derrotar el entorno materialista e ideológico que socava algunos principios básicos de la dignidad humana... fue creada para promover la paz entre las naciones soberanas y el progreso social con libertad”... “No estamos aquí para borrar las nacionalidades y soberanías en nombre de un ‘interés global’ abstracto”, expresó Bolsonaro en tono similar al de Trump.

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