Por Wilson Ferreira
CIUDAD DEL ESTE
Se trata de una mujer de 61 años, que se encuentra bajo cuidado médico. En tanto autoridades sanitarias de la Décima Región insisten en la campaña para eliminar criaderos del mosquito transmisor en Alto Paraná.
La División de Epidemiología de la Secretaría Municipal de Salud (SMSA) confirmó el primer caso de fiebre chikungunya en la vecina localidad brasileña de Foz de Yguazú. Se trata de una mujer de 61 años, que presentó los síntomas al retornar de un viaje que realizó hasta el estado de Alagoas, en noviembre del año pasado.
Según los datos, es una moradora de la Villa C, de Foz, ubicada a unos 3 kilómetros cruzando el puente de la Amistad, y habría contraído la enfermedad en la ciudad de Palmeiras dos Indios, en el límite con Pernambuco, donde visitó a su madre de 84 años que estaba con fiebre chinkungunya. Al retornar, el pasado 13 de noviembre, presentó falta de sensibilidad en las manos y pies, dolores en las articulaciones, vómitos y sed excesiva, síntomas clásicos de esta dolencia.
El 14 de noviembre la mujer consultó a la Unidad de Pronto Atendimiento João Samek, donde fue sometida a varios análisis. La prueba para dengue dio negativo, dando finalmente positivo a la prueba para chikungunya, confirmándose el primer caso, no autóctono, de esta enfermedad en esta frontera. La paciente se encuentra bajo tratamiento en el Programa de Salud Familiar. Se informó que aún siente fuertes dolores en las articulaciones.
Autoridades sanitarias del vecino país realizaron el bloqueo en todo el entorno de la vivienda de la víctima de chikungunya. En el 2015, en Foz se confirmaron 2.587 caos de dengue, 48 fueron contraídos en otros estados brasileños. Autoridades de salud de Foz señalan que el chikungunya no es letal como el dengue o el zika, pero los síntomas son peores y más extensos.
En Alto Paraná, el Lic. Pedro Mereles, jefe de Senepa Zona 10, expresó que solo en un día de minga ambiental en el barrio San Lorenzo de Presidente Franco se detectaron 79,31% de “criaderos inservibles”, tales como neumáticos usados, aparatos domésticos descartados, latas, botellas y otros. En tanto que los “criaderos útiles, llegan al 20%.