05 jun. 2025

Reconocer a Cristo en los enfermos y en la enfermedad

Al ponerse el sol, todos los que tenían enfermos de cualquier mal, se los traían; y Él, poniendo las manos sobre cada uno, los curaba.

El Evangelio de San Lucas nos ha dejado constancia de este detalle entrañable de Cristo: los curó imponiendo sus manos sobre cada uno. Jesús se fija atentamente en cada uno de los enfermos y les dedica toda su atención, porque cada persona, y de modo especial la persona que sufre, es muy importante para Él. Cada hombre es siempre bien recibido por Jesús, que tiene un corazón compasivo y misericordioso para con todos, singularmente para aquellos que andan más necesitados.

Nosotros, que queremos ser fieles discípulos de Cristo, debemos aprender de Él a tratar y a amar a los enfermos. Hemos de acercarnos a ellos con gran respeto, cariño y misericordia, alegrándonos cuando podemos prestarles algún servicio, visitándolos, haciéndoles compañía, facilitándoles que puedan recibir oportunamente los sacramentos. En ellos, de modo especial, vemos a Cristo. “-Niño. -Enfermo. -Al escribir estas palabras, ¿no sentís la tentación de ponerlas con mayúsculas?

“El Papa explicó a los miles de fieles que se reunieron en la Plaza de San Pedro, que “venido a la tierra para anunciar y realizar la salvación de todo hombre y de todos los hombres, Jesús muestra una particular predilección por los que están heridos en el cuerpo y en el espíritu: los pobres, los pecadores, los endemoniados, los enfermos, los marginados”.

De esta manera, “se revela médico de almas y de cuerpos, buen samaritano del hombre”.

Por ello, indicó, Cristo “es el verdadero Salvador: Jesús salva, Jesús cuida, Jesús cura”. Esta actitud de Cristo hacia los enfermos “nos invita a reflexionar sobre el sentido y el valor de la enfermedad”, señaló.

(Frases extractadas del libro Hablar con Dios, de Francisco Fernández Carvajal, y https://www.aciprensa.com/noticias/servir-y-curar-a-un-enfermo-es-servir-a-cristo-dice-el-papa-francisco).