Prisión de González Daher es un mensaje contra la impunidad

Los cientos de víctimas de Ramón González Daher celebran que desde el miércoles se haya hecho justicia al fin. En un proceso que tardó dos años para condenar al ex dirigente deportivo y a su hijo, a 15 y 5 años de prisión respectivamente, finalmente ingresaron al Penal de Tacumbú. En el juicio se comprobó que González Daher, con la ayuda de fiscales y jueces a su servicio, amasó una fortuna de G. 6,5 billones, mediante un esquema de apriete y hostigamiento a sus víctimas. Este debe ser un claro mensaje a la Justicia contra la impunidad.

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Su condena fue histórica, y su entrada en prisión, al Penal de Tacumbú, vale como contundente mensaje contra la impunidad. No caben dudas de que este es el camino a seguir para la Justicia paraguaya, no solamente terminar con el cáncer de la impunidad, sino, sobre todo, lograr acabar con las roscas corruptas que copan los poderes del y desde allí manejan las instituciones a su antojo e interés.

El empresario y dirigente deportivo Ramón y su hijo Fernando González Karjallo, ambos procesados por lavado de dinero y , ya cumplen su condena en la Penitenciaría Nacional. A pesar de las sucesivas chicanas y obstrucciones a lo largo del proceso, González Daher fue condenado a 15 años de prisión y González Karjallo a 5 años.

Llegó a ser vicepresidente y presidente interino de la Asociación Paraguaya de Fútbol. Se sabe que cobraba intereses cercanos al 100% por préstamos y utilizaba artimañas para engañar a sus víctimas, a las que después despojaba de sus propiedades con el apoyo de la Justicia. Durante el juicio se pudo comprobar asimismo que, con ayuda de fiscales y jueces a su servicio, obtuvo una fortuna con un esquema de hostigamiento a sus víctimas. La Justicia comprobó que llegó a amasar una fortuna de G. 6,5 billones, gracias a un esquema corrupto.

Si bien los delitos cometidos por González son de por sí graves y deleznables, se debe recalcar lo más siniestro de la carrera delictiva del clan integrado por los hermanos Óscar y Ramón: el haber corrompido a la Justicia. Es sabido que el esquema de apriete que aplicaban a sus víctimas se realizaba en complicidad con fiscales y jueces. Era una trampa de doble cobro del clan González Daher.

Durante dos años Última Hora expuso el esquema de usura y doble cobro montado por , quien perjudicó a más de 500 personas. Según la Fiscalía, Ramón González Daher concedía préstamos a terceras personas con intereses mayores a lo establecido legalmente, aprovechándose de la necesidad de sus víctimas; solicitaba garantías desproporcionadas y utilizando para dichos fines cheques y otros documentos de pago, que luego eran introducidos al sistema financiero, siendo esta su principal actividad comercial. Después de eso oprimía a sus víctimas para obtener mayores beneficios. Esto fue posible gracias al poder de su hermano, el ex senador colorado Óscar González Daher, quien como integrante del Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados y del Consejo de la Magistratura mantuvo el control sobre jueces y fiscales.

Resulta que la fortuna amasada por Ramón González y su hijo Fernando González Karjallo provenía de los préstamos usurarios y no de la renta de inmuebles, como lo declaraban ante la Subsecretaría de Estado de Tributación. Dicha fortuna, proveniente de la usura, era ingresada por Ramón y su hijo al sistema financiero sin justificación legal y sin que los organismos del Estado, encargados del control del lavado de dinero, se dieran por enterados.

A partir de ahora la Justicia debe ser bien expeditiva para poder resarcir a todas las víctimas, y de ese modo se hará justicia.

Al mismo tiempo, no debemos perder de vista que todas las acciones delictivas, los aprietes a las víctimas de estos usureros y lavadores fue posible solamente gracias a la complicidad de sus secuaces que se manejan en el mundo de la política, el deporte y la Justicia.

Paraguay debe derribar todas las roscas corruptas que se han enquistado en los espacios de poder. Es urgente enviar un mensaje de esperanza de que será posible sanear los espacios degradados de la política y la Justicia. Nuestro sistema democrático así lo requiere, que la Justicia sea verdaderamente independiente, que sea justa.

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