Así lo dio a entender ayer la directora general del organismo, la nigeriana Ngozi Okonjo-Iweala, en su intervención en el Foro de Davos, donde manifestó el temor a que las políticas “vayan demasiado lejos” en los planes estratégicos para apoyar la industria local de los chips en EEUU y la UE.
“Entiendo el intento de garantizar las cadenas de suministro y diversificar riesgos, pero habría que ser cautelosos e intentar no ir demasiado lejos a la hora de controlar (desde los gobiernos) las industrias”, subrayó Ngozi en un diálogo sobre el futuro de las redes manufactureras globales tras su crisis de los últimos dos años.
CHIPS de OCCIDENTE. Ngozi hizo esta advertencia en el mismo foro en el que horas antes la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, anunció una futura “ley europea de chips” con la que se busca reducir la dependencia del bloque en las importaciones de esta tecnología clave desde terceros países.
Esta ley sería una respuesta estadounidense a la “Chips Act”, actualmente en debate parlamentario y que subsidiaría la antaño potente industria de semiconductores norteamericana, hoy superada por la competencia de Taiwán, Corea del Sur y China.
Estados Unidos, que pasó de producir el 37% de los chips globales en los años 90 al 12% actual, persigue recuperar la cuota de hace tres décadas, y la UE, que cayó del 44% a menos del 10% en el mismo periodo, busca al menos una cuota del 20%.