20 abr. 2024

Los trillonarios

Antonio Espinoza, socio del Club de Ejecutivos

Una llamativa curiosidad de la semántica numérica es la ambigüedad en el uso de la palabra “billón”. Para algunos, especialmente en los países angloparlantes, de Europa Oriental y también Brasil, billón significa mil millones; para los países hispanoparlantes de América y la mayoría de los de Europa occidental, significa un millón de millones. El primer caso se denomina “escala corta”, y el segundo, “escala larga”.

Como los grandes centros financieros de Nueva York y Londres utilizan la escala corta, esta se ha vuelto habitual para las noticias financieras internacionales, incluso entre hispanoparlantes, generando innumerables confusiones. Ante tal embrollo, la propia Real Academia de la Lengua Española se ha rendido, reconociendo ambas acepciones como válidas.

Así también, en la escala corta, trillón significa un millón de millones, y fue noticia de principios de año en la prensa mercantil que, ante la escalada de precios de las acciones en la Bolsa de Nueva York, ya eran cinco las empresas en el mundo que habían logrado superar la valuación de un trillón de dólares: Saudi Aramco, Microsoft, Apple, Alphabet (matriz de Google) y Amazon.

Aparte de Saudi Aramco, propietaria del 16% de las reservas mundiales de petróleo, las restantes cuatro son empresas de tecnología, cuyo éxito se funda en la innovación y la informática. La más antigua es Microsoft, con 45 años, y la más nueva, Google, con 22 años. En este corto tiempo desplazaron a los grandes titanes industriales del siglo XX como General Electric, Shell, Exxon y Coca Cola. La gran diferencia entre estos nuevos titanes y los del siglo pasado es que sus principales activos ya no son vastas fábricas o costosas maquinarias, sino el conocimiento y la creatividad de sus recursos humanos.

Así como se puede hacer un ránking de empresas por su valor de mercado, también se puede, en los EEUU al menos, hacer un ránking por el salario medio que pagan a sus empleados. Por salario medio se entiende que la mitad de los empleados gana más que esa cifra. Las diez primeras en el ránking, con salarios medios superiores a USD150.000 anuales (unos 80 millones mensuales), son todas empresas de tecnología informática, salvo una, Gilead, que es de investigación biofarmacéutica. En el año 2018, el salario medio de un empleado de Google fue de USD 247.000 anuales (unos 130 millones mensuales)

En momentos en que una nueva cohorte de jóvenes de nuestro país se prepara para elegir la carrera que han de seguir y en la cual depositarán sus esperanzas de un futuro próspero y feliz, aquí hay mensajes claros: existen carreras que miran hacia el pasado, y otras con perspectivas de futuro. Profesiones que tienen el riesgo de ser reemplazadas por la robótica y la inteligencia artificial, y otras donde priman la ciencia, la creatividad, la innovación y la imaginación.

Esta es buena noticia para nosotros. Las grandes industrias se localizan donde hay grandes mercados, algo a lo cual un país pequeño no puede aspirar. Pero con los recientes avances en la conectividad, ya no es necesario que un trabajador del conocimiento esté en un lugar específico. Este mundo del trabajo virtual se extiende cada vez más, y ya tenemos ejemplos en nuestro país de muy bien remunerados profesionales trabajando para empresas radicadas en países avanzados.

Es poco probable que en el corto plazo tengamos empresas trillonarias en el Paraguay, pero con una buena educación y en las carreras apropiadas, nuestros jóvenes pueden aspirar a una vida de primer mundo sin el desarraigo y la pérdida del calor de la familia que significa la migración en búsqueda de mejores horizontes. Las generaciones mayores debemos facilitarles este camino.

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