ENCARNACIÓN
El gobernador de Itapúa, Luis Gneiting, salió ayer al paso de las acusaciones sobre supuesta injerencia en la designación de un intendente para la localidad de Nueva Alborada, municipio que quedó acéfalo tras el fallecimiento de su intendente, Orlando Salinas.
Abogados que responden al PLRA descalifican su actuación y lo acusan de falta de idoneidad para entender en el problema. También dicen que el gobernador lideró una patota para atropellar el edificio municipal.
El gobernador indicó que los propios concejales de Nueva Alborada, “reclamaron nuestro asesoramiento y no sabían o entendían muy bien lo que estaba ocurriendo”.
Dijo que quienes nominaron a Blanca Caballero como intendenta, desconocen la ley municipal y no cumplieron con los requisitos de llamar a una elección interna dentro de la Junta. Señaló que “da la impresión de que los liberales quieren ocultar algo”.