24 abr. 2024

Fe católica empuja a caravana de promeseros a arribar la loma

Multitud. Diciembre se llena de la alegría mariana y de la fila de promeseros de  varios kilómetros  rumbo a Caacupé.

Multitud. Diciembre se llena de la alegría mariana y de la fila de promeseros de varios kilómetros rumbo a Caacupé.

Caminado, en bicicleta, en colectivo, solo o en grupo. En distintos medios y condiciones la llegada de la feligresía hasta la Basílica de Caacupé fue incesante hasta el cierre de esta edición. La afluencia se intensificó ayer, sobre todo cuando caía la tarde. El clima favoreció a la gran cantidad de fieles, ya que el calor no fue extremo.

En el camino, una suave brisa acompañó a los peregrinantes que venían desde todas las latitudes. Durante horas caminaron y padecieron los rigores del camino como una forma de rendir homenaje a la Inmaculada.

Algunos fieles dejaban caer lágrimas al llegar hasta el Santuario, otros caminaban apresurados y muchos se aproximaban tambaleando por las ampollas producidas, tras las largas horas de peregrinación; frunciendo el ceño por el dolor, pero reafirmando su devoción mariana.

Varios promeseros llegaron vestidos como la Virgen como forma de agradecimiento por los favores recibidos, sobre todo por la salud. Es el caso Hanna, de seis años, cuyo atuendo lo elaboró su propia madre. “Estuve trabajando hasta ayer por la noche con su capa”, menciona Vilma Coronel, madre de la niña, mientras muestra el delicado bordado color dorado sobre la tela azul.

“Cuando estaba embarazada tuve una lesión que me generó hematoma. Mi nena tenía riesgo de nacer con secuelas, pero gracias a la intercesión de la Virgen ella está sana y prometimos que vendrá cada 8 de diciembre vestida como ella”.

Concurrencia. “Ya pasaron más de 3 millones desde que se inició el novenario y creo que con la octava va a superar los 4 millones de peregrinos”, apuntó monseñor Ricardo Valenzuela, obispo de Caacupé, poco después de cruzar la calle rumbo al Obispado.

Señaló, además, que ayer le pareció ver la “afluencia más grande” por lo menos desde los siete días de la novena.

Menciona que la novedad este año es el remozamiento de la Basílica. “El color blanco es color tiza y el azul forma parte de la Virgen. A la gente le gusta ver y la prensa hizo un buen trabajo para difundir esta mejora”, indicó.