Por Samuel Acosta
samuel-acosta@ultimahora.com
El Grupo Bahía tiene 30 años operando en el país. Empezó con apenas una estación alquilada en la zona del microcentro capitalino, hasta convertirse actualmente en una de las mayores redes de estaciones de servicio. Tienen presencia en Asunción, área metropolitana y proyectos de expansión hacia el interior del país. Su director, Alejandro Guggiari, señala que la clave del éxito de esta empresa –además de los valores familiares y sociales– es la de buscar ante todo la excelencia brindando oportunidades de superación para su gente.
–¿Cómo ingresa usted al mundo de los negocios, sobre todo, en un rubro como las estaciones de servicio?
–Empezamos en 1985 alquilando una estación ubicada sobre la calle Presidente Franco y Ayolas (microcentro). Mi suegro, José María Miranda, era propietario de una estación de servicio. Falleció en 1986, siendo por entonces presidente de la Asociación de Propietarios de Estaciones de Servicios del Paraguay (Apesa). Nos hicimos cargo con mi señora de ayudar a mi suegra llevando adelante el negocio.
–¿Y es ahí cuando nace la idea de formar una red de estaciones de servicio?
–Correcto, porque teníamos definido ese sueño de armar una red de estaciones que en principio era una sociedad denominada El Centro SRL, posteriormente, decidimos cambiar el nombre por Estación Bahía SRL, que viene de nuestros inicios, de nuestro primer servicentro que estaba en la zona de la bahía de Asunción.
–¿Cuál es la visión que tiene el Grupo Bahía como empresa?
–La gente. Fuimos la empresa que a través de su innovación impuso un modelo distinto en estaciones de servicio en Paraguay. En cada estación buscamos marcar la diferencia y sirvió como modelo para una red muy grande. Hemos ganado los primeros concursos locales de los baños más limpios. En el 2013 obtuvimos en Buenos Aires, Argentina, el premio a la mejor estación Esso del Paraguay. También obtuvimos premios de la Adec por el trabajo con el desarrollo de personal. Gran parte del personal está conformado por gente que empezó de muy joven en las playas, que fue ocupando cargos de confianza hasta ser los gerentes de nuestras distintas sucursales. Eso nos llena de satisfacción.
–¿El esfuerzo del Grupo Bahía por ofrecer servicios adicionales es convertir a las estaciones de servicio en algo más que solo un lugar de carga de combustible?
La visión cambió totalmente. Una estación de servicio es hoy día un punto de encuentro, donde la gente se reúne para tratar temas laborales, sociales, se juntan para tomar un café. Esto nos exige cada día que tengamos productos al paso.
–¿Qué anécdota puede recordar en estos años de trabajo?
–Abrir una nueva estación de servicio requiere siempre un doble esfuerzo, porque a cada una le buscamos un estilo distinto. Por ejemplo, sobre la avenida Guido Boggiani le dimos un enfoque al que denominamos “vamos a darle una mano al verde”, donde se mantuvo toda la arborización y se insistió muchísimo en entregar árboles a cada persona que cargaba combustible. Esto tuvo un resultado muy positivo.
–¿De dónde nace el dibujo que acompaña a la denominación del Grupo?
–Nos habíamos preguntado cómo diferenciarnos de las otras estaciones de servicio, y cómo la gente podría saber que somos del Grupo Bahía, entonces, se nos ocurrió crear al playerito Bahía, que ahora ya tiene 20 años.
–¿Incursionan también en otros rubros, además de las estaciones de servicio?
–Estamos también en la ganadería. Tenemos una cabaña de cría de Bradford, trajimos embriones de Argentina y enseguida tuvimos muy buenos resultados. Hoy tenemos toros campeones y premios en representaciones a nivel nacional e internacional. Además, trabajamos en proyectos forestales y agropecuarios.
–¿Qué recomendación podría dar para quienes desean invertir en Paraguay?
–Por encima de las dificultades que se presentan, que son muchas, hay que insistir en el proyecto. Si uno no insiste en la idea de proponerse una meta, es difícil. Yo siempre tuve claro que quiero ser la mejor red de estaciones de servicio del Paraguay. A toda mi gente, le estoy hablando del compromiso que tienen que tener con esa meta que nos propusimos. Yo soy un maniático de hacer las cosas bien, insisto muchísimo en los detalles. Creo que si algo no lo voy a poder hacer bien, sencillamente, no lo hago.
–Desde su experiencia de trabajo, ¿cuál cree que es la clave para superar la pobreza en nuestro país?
La cultura, la autoestima y las ganas de progreso. Tengo ejemplos claros de gente que tuvo ganas de progresar y lo hizo, porque no dejó de insistir en el sueño que tenía. Uno debe trabajar en sentirse seguro, darse valor a sí mismo. Creo que en el país hay demasiadas oportunidades, es más, la gente que viene del extranjero me dice que son impresionantes las oportunidades que se presentan en Paraguay, pero quizás, nosotros muchas veces no las vemos.
–¿Cuáles son los próximos proyectos para el Grupo?
Este año iniciamos tres proyectos nuevos. Estamos con una nueva estación de servicio en San Lorenzo, en la zona del Acceso Sur y otra estación en Ciudad del Este. La idea es comenzar a expandirnos hacia el interior. Acabamos de terminar la remodelación de lo que fuera nuestra primera estación sobre Presidente Franco y Ayolas. Estamos expandiéndonos, siempre buscando cómo ir modernizando e innovando en el mercado.
–En este momento de la entrevista llega a la oficina de Alejandro su esposa, Mónica Miranda. Le preguntamos: ¿Cómo califica a su marido como empresario?
Es una máquina de trabajar. Él (Alejandro) odia los domingos, porque dice qué voy a hacer. Entra en pánico. Toda la familia trabaja en alguno de los proyectos del grupo, hay veces que luchamos con dejar de lado el trabajo cuando estamos, por ejemplo, en un almuerzo familiar. Pero eso pasa porque amamos lo que hacemos.
–¿Qué es lo más importante para la empresa?
–Nuestros recursos humanos. Queremos fortalecer la idea de que somos una familia. Tenemos en la ciudad de Limpio un complejo para los funcionarios donde festejamos el Día del Trabajador, cumpleaños, se hacen todo tipo deportes, donde nos integramos. Damos valor al aspecto humano.
–Una reflexión final.
Buscar la excelencia en las cosas que hacemos. Si no nos exigimos, no tenemos forma después de medir dónde están las fallas. Esa es la única manear de ver los resultados.