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Mario Zanotti-Cavazzoni fue el primer empleado de Millicom International Cellular en Paraguay en 1991; en menos de 6 años demostró su capacidad y la multinacional le encargó el desafío de dirigir los negocios de Tele2 Italia, que opera en 10 países de Europa. Desde entonces, no paró de ascender y hoy es uno de los principales ejecutivos de la gigante en telecomunicaciones. Mario siente inmensa satisfacción por ser parte de la revolución del sector de las telecomunicaciones y de haber sido un pionero, con la compañía, en América Latina, pero a la vez siente que es un compromiso y una responsabilidad cumplir con las expectativas de la ciudadanía.
–¿Qué satisfacción brinda y qué compromisos implica trabajar en una empresa del calibre de Millicom?
–Dios me ha dado la gracia inmensa de desempeñarme en esta gran empresa en diversos cargos, en múltiples niveles, e interactuando con personas de muchísimas nacionalidades, con idiomas, culturas y costumbres muy diferentes. Cuanto más viajo, más me doy cuenta de lo bello que es el mundo, cuanta gente diferente, pero a todos nos une el mismo deseo de satisfacer nuestras necesidades básicas, una de ellas es justamente la comunicación entre las personas.
–¿En qué países ya le cupo desenvolverse?
–Hoy estoy en Miami, EEUU, pero me toca viajar por muchas partes del mundo. Además, soy miembro de los directorios de todas nuestras empresas en América Latina, incluyendo Guatemala, El Salvador, Honduras, Colombia, Bolivia y Paraguay, así como de Tele2 AB en Suecia.
–¿Qué hizo para lograr trascender como profesional?
–Antes que nada, el apoyo incondicional de toda mi familia; el trabajo duro, la fe en sí mismo, creer que todo lo que uno se propone lo puede lograr. Pero nada puede ser realidad sin poner de sí mismo, mucho tiempo, dedicación, esfuerzo y sacrificio. El camino no es fácil, pero la recompensa a nivel personal y profesional vale el esfuerzo.
–¿Ser paraguayo le da un sabor especial a este logro?
–El ser paraguayo le da un condimento especial a casi cualquier cosa que hacemos. Es que estamos hechos de una madera muy especial, somos gente muy perseverante, que cree en el futuro y en las posibilidades de la gente que se esfuerza y trabaja honestamente. El resto del mundo no nos conoce todavía.
–¿Qué adversidades encontró en este proceso?
–Bueno, el camino no fue, no es y seguramente no será fácil. Hay complicaciones y dificultades de diversas índoles. Nuestros primeros pasos fueron difíciles, especialmente porque no muchos creían en nuestra visión, tuvimos que ir rompiendo paradigmas y convenciendo a mucha gente de que el proyecto valía la pena, adaptando tecnologías, creando productos innovadores que antes no existían, saliendo de lo convencional. Hoy, igual que ayer, las dificultades están presentes, pero lo bello de la vida está en vencer los desafíos y continuar avanzando y formando equipos con gente de primera y que comparte la visión. En lo personal, mucho sacrificio y cambios permanentes, adaptarse a diversas culturas con las que toca trabajar dentro y fuera de la empresa.
–¿Qué es lo más gratificante que obtuvo de este trabajo?
–Lo que más me llena de satisfacción es poder aportar mi granito de arena en el desarrollo económico y social de los países en donde trabajamos. Ver cómo las personas y las comunidades progresan usando la tecnología y los servicios que con mucho esfuerzo y dedicación nuestra gente pone a disposición. Hay que salir a la calle, ir al mercado, hablar el lenguaje de la gente sencilla y usar el ingenio y la inteligencia para encontrar respuestas ‘tropicalizadas’ muy particulares para nuestros países.
–¿Cuál es su filosofía de vida?
–Disciplina, rechazo a la mediocridad, profesionalismo y dedicación. Me identifico con dos frases: “Sé tú el cambio que quieres ver en el mundo”, de Ghandi, y “En el liderazgo, el ejemplo no es lo más importante, es lo único que importa”, de Albert Schweitzer (misionero en África y Nobel de la Paz en 1952).
–Cómo aprovecha su tiempo libre?
–Me gusta emplearlo haciendo deportes al aire libre y compartiendo con la familia y amigos. Los fines de semana me gusta salir en bicicleta de ruta y hacer entre 70 y 100 kilómetros por día. Tenemos un grupo de “amigos de la bicicleta” con el que participo de competencias y paseos para ayudar a entidades de beneficencia.
–¿Un tema que le preocupa o le enorgullece?
–Me enorgullece haber sido parte de la explosión de los celulares, la popularización de las telecomunicaciones y ahora del acceso al internet. Esto es realmente espectacular y hasta hace no mucho tiempo era casi impensable. Hemos llevado la comunicación hasta los últimos confines de nuestro territorio. Y esto tiene una repercusión positiva inmensa en la economía, creando oportunidades de trabajo y facilitando el avance de la sociedad mediante educación y transmisión de ideas y sentimientos. Al mismo tiempo me preocupa el mal uso o bien el abuso que puede llegar a veces a un grado casi de adicción. Pero estoy convencido de que las ventajas están muy por encima de las desventajas. Tenemos que asegurarnos de acercar a los que están lejos y no alejar a los que están cerca.