En un comunicado, el Ejército turco sitúa al grupo terrorista Estado Islámico (EI) como el principal objetivo de su ofensiva, que le ha llevado a tomar al ciudad de Yarábulus, así como apoyar a la coalición internacional encabezada por Estados Unidos en su lucha contra los yihadistas.
La operación que comenzó el pasado miércoles es legal desde el punto de vista de derecho internacional, sostienen los militares turcos, ya que se ampara en el derecho a defender sus fronteras y a una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU para combatir al EI allí donde esté presente.
El ministro de Defensa turco, Fikri Isik, ha asegurado a la prensa que en la ofensiva para desalojar a los yihadistas de la ribera occidental del Éufrates han muerto dos miembros del ELS, pero ningún militar turco ha resultado herido.
Entre 350 y 500 soldados y una treintena de carros de combate participan en la operación en territorio sirio, que recibe también cobertura aérea y de la artillería turca, según los medios del país.
Turquía pretende que las milicias kurdo sirias, que recientemente arrebataron una estratégica ciudad al EI en el lado este del Éufrates, regresen al otro lado del río.
Turquía considera a las milicias kurdas en Siria una organización terrorista vinculada al PKK, un grupo armado activo en su territorio, pese a que los kurdo-sirios cuentan con apoyo aéreo de EEUU en su lucha contra el EI.
Ayer el Ejército turco bombardeo por primera vez desde el inicio de la operación posiciones de la milicia kurda al sur de Yarábulus aduciendo que estaban avanzando hacia la ciudad.
La avanzadilla fue “neutralizada” con fuego de artillería disparado cerca de las 18.00 local (15.00 GMT) desde la ciudad turca de Karkamis, en la frontera con Siria, indicó la agencia de noticias estatal Anadolu.
Por otra parte, el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas turcas, Hulusi Akar, se reunirá hoy en Ankara con su homólogo ruso, Valery Gerasimov, para informarle de la ofensiva turca en Siria.
Este encuentro entre los máximos responsables militares de ambos países se produce dentro de proceso de normalización tras el deterioro de las relaciones bilaterales por el derribo de un avión ruso en la frontera siria por parte de Turquía.