29 abr. 2024

El Ejército israelí sale a la caza de los ultraortodoxos laicos

Jerusalén, 25 ago (EFE).- El Ejército israelí ha salido a la caza de los jóvenes que tratan de eludir el servicio militar obligatorio apelando a su condición de ultraortodoxos judíos, a pesar de que en la práctica muchos han abandonado ese estricto estilo de vida y merodean en bañador por las playas del país.

Fotografía facilitada por la Oficina de Prensa del Gobierno de Israel en la que aparecen tres soldados israelíes del Batallón Caracal. EFE

Fotografía facilitada por la Oficina de Prensa del Gobierno de Israel en la que aparecen tres soldados israelíes del Batallón Caracal. EFE

La búsqueda de estos jóvenes la ha realizado siempre el Ejército a través de distintas vías, aunque en el último año le basta básicamente con adentrarse en redes sociales para buscar fotos en situaciones comprometedoras que justifiquen su convocatoria a filas.

Un oficial del departamento de Recursos Humanos del Ejército israelí confirmó a Efe que fueron 4.000 los ultraortodoxos a los cuales el Ejército revocó en el último año las exenciones militares, “de acuerdo a la ley de seguridad y en base a los criterios para su alistamiento”.

Imágenes en la playa en vestimentas poco apropiadas para los hábitos de la ultraortodoxia judía, en plena fiesta discotequera, fumando durante la jornada del shabat -la ley religiosa lo prohíbe-, o incluso tonteando con chicas, han sido más que suficientes para que el Ejército revocara los permisos concedidos a jóvenes que se declaraban “haredim” (ultraortodoxos, en hebreo).

La ley israelí exige un servicio militar de 32 meses a cualquier varón judío de 18 años, aunque hasta 2014 cualquiera que declaraba que su ocupación era el estudio de la Torá obtenía automáticamente una exención, legalmente un aplazamiento de servicio que se transformaba en permanente a cierta edad, dependiendo de la situación civil del candidato.

Para obtenerla, el joven debe estudiar al menos 45 horas en algún seminario rabínico, sin siquiera poder trabajar, so pena de ser reclutado.

La ley fue enmendada en 2014 para obligar a todos estos jóvenes a que sirvieran, pero el año pasado la reforma quedó de facto congelada por los acuerdos entre el primer ministro, Benjamín Netanyahu, y los partidos ultraortodoxos que integran la coalición de Gobierno.

En la actualidad un estudiante rabínico puede solicitar a los 18 años la exención, que será completa a la edad de 24, explicó el oficial del Ejército israelí que declinó dar su nombre. Se prevé que en el 2020 la edad para ello aumente hasta los 26.

Aún así, el Ejército sigue teniendo la capacidad legal de verificar que las exenciones están justificadas, razón por la que una unidad especial hace un seguimiento de estos jóvenes y de sus actividades.

Fuentes militares explicaron que el seguimiento ha revelado que unos 4.000 de ellos entre los 17 y 24 años “viven una vida no ultraortodoxa” por lo que el permiso les fue revocado.

Varios cientos han apelado la decisión de reclutarlos y sus casos están siendo analizados de nuevo, otros han sido ya alistados, mientras que otros fueron arrestados por rehusar enrolarse, lo que ha provocado protestas puntuales en prisiones militares y tribunales.

El mismo problema ocurre con las mujeres, que deben también realizar un servicio militar de 24 meses y que no necesitan estudiar en un seminario religioso para evitarlo, les basta con declararse observantes religiosas para recibir la exención.

El seguimiento de los jóvenes se intensificó a partir de 2015, después de la polémica enmienda de alistamiento obligatorio de jóvenes ultraortodoxos, que exige a la comunidad (alrededor de un 8% de la población) una cuota anual de alrededor de unos 8.000 reclutas.

Anteriormente, el Ministerio de Defensa y el Ejército contrataban a detectives privados, aunque la legalidad de esta actividad fue puesta en tela de juicio y abandonada en 2013.

“Desde 2014 se está realizando un esfuerzo para dar con aquellos que vulneran la ley, que ha terminado con 2.300 ortodoxos en filas”, constató el oficial de Recursos Humanos, que señaló que la mayoría de los 5.000 que han servido en el Ejército lo hacen motu propio.

“Nosotros no hacemos preguntas, sino que vigilamos el cumplimiento de la ley de alistamiento”, refirió al englobar el fenómeno de los desertores de este colectivo judío en un campo más amplio de israelíes que tratan de eludir el servicio.

Ahora las redes sociales se han convertido en el principal delator y las páginas de Facebook y mensajes de Twitter son prueba más que suficiente para acabar en la instrucción militar o en la cárcel.

“Muchos en la comunidad ortodoxa tienen páginas de Facebook y, en cuanto vemos que no cumplen las exigencias de la exención, se la cancelamos después de convocarles y enseñarles las pruebas”, declaró al digital Ynet una fuente militar.

Elías L. Benarroch

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