La economía paraguaya está iniciando este año en mejores condiciones que el año pasado, pero la velocidad es aún lenta y los riesgos internos y externos son importantes por lo cual debemos estar atentos y mantener una cautela en la toma de decisiones.
El primer factor importante es que nuestros vecinos han logrado estabilizar sus economías, lo cual va consolidando la reactivación del comercio con nuestro país.
Brasil sigue con una economía estancada (el FMI proyecta un crecimiento de apenas el 0,2% para este año), pero la inflación se ha reducido significativamente y el tipo de cambio se ha estabilizado en niveles que han reactivado el comercio fronterizo con nuestro país.
Una inflación controlada está induciendo además a una reducción de las tasas de interés del Banco Central del Brasil, lo cual puede ir generando una reactivación económica más sólida en los próximos trimestres.
En la Argentina lo peor del ajuste ha pasado y la economía apunta a salir de la recesión con un crecimiento proyectado del 2,2% para este año. El éxito en la estrategia de blanqueo de capitales le ha dado oxígeno al Gobierno para avanzar con su estrategia de ajuste fiscal gradual con cierta credibilidad internacional y sigue con la capacidad de tomar financiamiento externo en condiciones relativamente buenas. La inflación ha bajado, aunque este año estará aún en niveles cercanos al 20%.
El segundo factor importante es que se vislumbra una excelente producción de soja para la presente cosecha.
Uno de los principales riesgos que veíamos a mediados del año pasado era la probable entrada del fenómeno climático de La Niña con una fuerte sequía.
Sin embargo, el clima se presentó altamente favorable para el desarrollo de los cultivos y en este momento se está esperando una cosecha récord según los principales productores del país. Además, los precios internacionales repuntaron, lo cual mejora aún más el margen de rentabilidad para el sector.
Los productores agrícolas y la cadena relacionada han pasado dificultades en los últimos dos años por la caída de los precios internacionales.
Muchos han reestructurado sus compromisos financieros y un buen resultado este año les permitirá recuperarse más rápido y continuar impulsando la inversión y el crecimiento del sector y de la economía del país, aunque ya en un ambiente de precios internacionales más moderados pero aún competitivos para nuestro país.
Los factores de riesgo a nivel internacional están relacionados con la política económica y comercial que finalmente siga delineando el nuevo gobierno norteamericano, como lo expliqué en un artículo anterior.
A nivel local, los riesgos están relacionados con el ambiente electoral que ya empezó a manifestarse desde fines del año pasado y que irá recrudeciéndose en los próximos meses hasta las elecciones generales del 2018 y el impacto que pueda tener en las expectativas sobre la política económica en los próximos años.
No olvidemos que estas expectativas sobre el futuro son los que determinan la confianza de los empresarios, de los consumidores, de los inversionistas respecto a sus decisiones de inversión y consumo en el presente, lo que finalmente afecta el dinamismo de la economía en la actualidad.
Si bien las posiciones políticas de los distintos actores son moderados con relación a los temas económicos, están pendientes discusiones importantes sobre la necesidad de ampliar y mejorar la calidad de los servicios públicos para mejorar la competitividad y la calidad de vida de nuestra gente. Principalmente, sobre cómo vamos a financiar los costos relacionados con las inversiones adicionales necesarias.
Esta discusión es fundamental y espero que nuestra sociedad pueda encontrar un equilibrio entre las múltiples necesidades y urgencias que existen y la necesaria disciplina en la política económica que nos permita consolidarnos como un país serio, responsable y confiable para que sigamos desarrollándonos ordenada y progresivamente en las próximas décadas.