REUTERS
BUENOS AIRES - ARGENTINA
Diputados del peronismo opositor criticaron ayer el plan de presupuesto para el 2019 del presidente argentino Mauricio Macri, que fue enviado hace semanas al Congreso, al cuestionar sus estimaciones y los recortes de gastos en medio de una recesión.
Sin mayoría propia en ninguna de las 2 cámaras del Parlamento, el Gobierno podría tener que negociar cambios en un proyecto austero, que fue elaborado antes de que firmara un nuevo programa crediticio con el Fondo Monetario Internacional e incluye reducciones de partidas sociales. “El déficit cero es una mentira”, dijo la diputada Graciela Camaño, jefa del Frente Renovador –vertiente disidente del peronismo– refiriéndose a la intención del Ministerio de Hacienda de equilibrar el saldo fiscal primario el próximo año. “Hemos pedido que se lleven este presupuesto y traigan otra propuesta”, agregó.
El proyecto apunta a garantizar el pago de la deuda ante temores de los inversores sobre la tormenta financiera que atraviesa Argentina.
El diputado José Luis Gioja, del Partido Justicialista –el peronismo clásico–, coincidió con el reclamo, diciendo que el plan de ingresos y gastos estaba desactualizado. En particular, la oposición puso en duda la proyección oficial del valor del peso. El presupuesto previó una cotización de la moneda local de 40,1 por dólar para el 2019, pero poco después de su presentación, el Banco Central estableció un sistema de bandas de 34 a 44 pesos como parte del nuevo compromiso con el FMI.
Por otro lado, el jefe de Gabinete, Marcos Peña, defendió ayer el proyecto de presupuestos para el próximo año, que busca reducir a cero el déficit fiscal primario, y aseguró que la “responsabilidad fiscal” va a hacer avanzar hacia un país “mejor”.
“La responsabilidad fiscal para lograr una economía más abierta y competitiva, que genere empleo privado de calidad, va a hacer una mejor Argentina”, declaró Peña en la Cámara de Diputados, donde compareció para uno de los periódicos informes de gestión sobre la marcha del Gobierno. En respuesta a las críticas de la oposición, el jefe del Gabinete de Ministros se remitió a los desequilibrios que encontraron al llegar a la Casa Rosada, aunque aseveró que no son de una sola época, sino heredados de hace muchísimo tiempo.
Peña ratificó el camino de ajuste de los presupuestos, porque ello va a permitir reducir la vulnerabilidad hacia la financiación externa, aunque afirmó que las cuentas tienen unas prioridades claras, lo que se muestra en que el gasto social supone el 77% del gasto primario, frente al 65% del 2015.