El sacerdote austriaco Hermann Geissler presentó su renuncia a su cargo en la Congregación para la Doctrina de la Fe tras ser acusado por una monja de abusos en una confesión en 2009, informó este martes la Santa Sede.
La Congregación informó de que Geissler pidió este lunes al prefecto Luis Ladaria Ferrer “abandonar su servicio“, lo que ha sido aceptado.
“El padre Geissler dio ese paso para limitar el daño ya acarreado a la Congregación y a su comunidad. Defiende que la acusación contra su persona no es cierta y pide que se continúe el proceso canónico ya iniciado“, se lee en la nota.
Además el sacerdote, autor de numerosas publicaciones teológicas y durante años trabajador en el antiguo Santo Oficio, se reserva la opción de presentar “eventuales acciones legales”.
Geissler fue acusado por la ex monja alemana Doris Wagner-Reisinger de abusar de ella durante una confesión en 2009 en Roma.
Al término de un proceso canónico ya concluido, Geissler recibió en 2014 un aviso por su acoso a una joven monja, informó el diario francés La Croix. En aquella época reconoció los hechos, según el diario.
LA ACUSACIÓN. Doris Wagner, filósofa y teóloga alemana de 34 años, explicó recientemente en Roma las agresiones sexuales y abusos que sufrió durante sus ocho años de vida religiosa, y difundió el video en las redes sociales.
De entrada, la monja alemana dijo haber sido violada por un cura en 2008, hecho que denunció a un superior en Roma.
Posteriormente fue acosada por otro cura que pidió ser su confesor, el padre Geissler.
“Me tenía horas, arrodillada ante él, me decía que me amaba y que sabía que yo lo amaba también, y que si bien no podíamos casarnos, había otros medios“, explicó.
Un día “trató de tomarme en sus brazos y besarme. Me asusté y salí corriendo“, narró. Cuando pidió que le cambiaran el confesor, su superiora dijo que estaba al corriente de que a ese cura le gustaban las jóvenes.
En 2012, tras abandonar la vida religiosa, Wagner denunció a ambos sacerdotes ante la Congregación para la Doctrina de la Fe.
El que la violó, que trabajaba en la secretaría de Estado de la Santa Sede, fue despedido del Vaticano; sin embargo, siguió siendo sacerdote en una comunidad en la que viven “numerosas monjas jóvenes“, denunció Doris Wagner.