Martha Bazán
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Aventura, emoción, protección y respeto hacia las especies nativas del Paraguay fueron los principales atributos que acompañaron la última expedición de la novena edición de Colosos de la Tierra 2020; que en medio de un año golpeado por el Covid-19 muestra un mensaje esperanzador hacia la preservación de los árboles del país.
Tres intensas jornadas cargadas de sorpresas, recorridos y relatos llenos de emoción de los postulantes, despertaron la empatía y el compromiso de la organización A Todo Pulmón y de la delegación de comunicadores que acompañó la expedición a seguir preservando y desarrollando acciones a favor del medioambiente.
Colosos de la Tierra, un concurso que lleva su novena edición, es un emprendimiento de la organización A Todo Pulmón Paraguay Respira con el que busca premiar a los árboles más grandes del país y generar conciencia en la población sobre la importancia de preservar los bosques nativos.
En la tercera expedición realizada el fin de semana pasado se conocieron a los 10 últimos colosos, de los 23 finalistas participantes en los 17 departamentos del país.
Víctor Ibarrola, director ejecutivo de A Todo Pulmón, destacó que a pesar del año difícil se logró realizar otra edición más del concurso con un récord en cantidad de postulaciones totalizando 597 árboles y 50 especies nativas.
“Además del récord en postulaciones sumamos 11 nuevas especies al concurso, una muestra de que estamos creciendo”, puntualizó Ibarrola.
ESTRICTO CONTROL
Es preciso resaltar que todas personas que emprendieron el viaje realizaron el test y dieron negativo al Covid-19, lo cual demuestra el estricto manejo sanitario de la organización para la medición de los colosos.
En el primer día de expedición se llegó a la localidad de Domingo Martínez de Irala, Departamento de Alto Paraná, para medir al finalista número 15, un gran lapacho rosado, en propiedad de Delmar Engelsing, rodeado de una espesura de bosque de aproximadamente 8 hectáreas dentro una reserva natural. El finalista Nº 16, otro lapacho rosado en Itapúa Poty, que a pesar de mostrarse solitario en medio de hectáreas de plantaciones de maíz desplegaba su hermosura en tres capas de copa. El coloso 17 de Itapúa fue un gran yvyra pytã de la localidad de Edelira, donde su propietaria Fátima Hein, ganadora de Colosos de la Tierra 8ª edición, destacó su postulación por segunda vez consecutiva, con otro árbol de la misma especie. “Emocionada de poder postular otro yvyra pytã que este año se salvó del incendio forestal en la zona y gracias a la rápida acción de los pobladores y bomberos pudimos mantener nuestro coloso”, destacó Hein. El finalista 18 de San Pedro del Paraná es también un lapacho rosado, que vio pasar varias generaciones, pues está ubicado en una propiedad familiar que funcionaba como un tambo. Los finalistas 19, 20 y 21 fueron medidos el domingo último en el Departamento de Caazapá, dos timbó, de la localidad de Maciel, y un kurupa’y del distrito de Tres de Mayo. Llegando al final de la expedición se midieron un frondoso samu’u y un tararé en Yaguarón, este último postulado por Cielito Bogarín, una niña de 12 años, quien dijo amar la naturaleza y pidió a la organización categorizar para otras ediciones los colosos urbanos, de los rurales y tener así más oportunidades de competir.
GANADORES
Este 30 de noviembreEste 30 de noviembre se dará a conocer a los 6 ganadores de la 9ª edición de Colosos de la Tierra 2020.