24 jul. 2025

Decenario al Espíritu Santo. El Don de Fortaleza

El Señor promete a los Apóstoles –columnas de la Iglesia– que serán revestidos por el Espíritu Santo de la fuerza de lo alto. El Paráclito mismo asistirá a la Iglesia y a cada uno de sus miembros hasta el fin de los siglos.

En la medida en que vamos purificando nuestras almas y somos dóciles a la acción de la gracia, cada uno puede decir, como San Pablo: todo lo puedo en Aquel que me conforta. Bajo la acción del Espíritu Santo, el cristiano se siente capaz de las acciones más difíciles y de soportar las pruebas más duras por amor a Dios.

La Tradición asocia el don de fortaleza al hambre y sed de justicia. “El vivo deseo de servir a Dios a pesar de todas las dificultades es justamente esa hambre que el Señor suscita en nosotros. Él la hace nacer y la escucha, según le fue dicho a Daniel: Y Yo vengo para instruirte, porque tú eres un varón de deseos (Dan 9, 23)”. Este don produce en el alma dócil al Espíritu Santo un afán siempre creciente de santidad, que no mengua ante los obstáculos y dificultades. Santo Tomás dice que debemos anhelar esta santidad de tal manera que “nunca nos sintamos satisfechos en esta vida, como nunca se siente satisfecho el avaro”.

En una de sus catequesis, el papa Francisco se refirió a la fortaleza sobre los dones del Espíritu. Muchos hombres y mujeres dan testimonio de fe aún a costa de la vida, gracias al don de Fortaleza que infunde el Espíritu, que también nos sostiene y fortalece en las fatigas y pruebas diarias, para que no nos dejemos llevar por el desaliento y busquemos la santidad en nuestra vida ordinaria, expresó el Papa.

El Vicario de Cristo dijo que tanto en uno como en otro caso “es necesario que al don de fortaleza se le una la humildad del corazón”. Y exhortó a pedir a la Virgen que el Espíritu Santo “nos conceda el don de fortaleza, para que sepamos seguir siempre a Jesús con alegría y perseverancia”.

Pidamos a la Virgen María que, por su intercesión, el Espíritu Santo nos conceda el don de fortaleza, para que sepamos seguir siempre a Jesús con alegría y perseverancia.

(Frases extractadas del libro Hablar con Dios de Francisco Fernández Carvajal y Fuente: Radiovaticana – Enclave de fe - Papa Francisco: Texto de la Audiencia General del 14 de mayo, 2014)