Por Hugo Rubin
La Reina Amidala, inexperta e ingenua, no gobierna realmente, lo hace el senador Palpatine, que simula ser su mentor y un hombre preocupado por el bienestar de la República, aunque en verdad es nada más y nada menos que el Sith Lord Darth Sidious, líder de los que optaron por el Lado Oscuro de la Fuerza, la encarnación del mal.
Palpatine consigue ser erigido Gran Canciller –en el sentido germánico, no como ministro de relaciones internacionales–, mientras que Amidala pasa a ser una senadora más. Siempre escondiendo sus verdaderas intenciones, el canciller Palpatine convence al Senado de la necesidad de hacer cambios en las normas vigentes y se convierte en Emperador, cuando finalmente se muestra como Darth Sidious.
Los fanáticos de La Guerra de las Galaxias probablemente encuentren imprecisiones en mi resumen de un fragmento de la historia, aunque el delineamiento general es acertado.
Nuevamente se instala el tema de la posibilidad de que Duarte Frutos sea candidato a senador, desechando su obligatoria pero inocua banca de senador vitalicio. Hermoso tema para los “interpretólogos”, algunos prefieren ser llamados “hermeneutólogos”. El que se tenga estudios, posgrados, o por lo menos título de abogado, ya es mucho pedir, aunque tampoco constituye garantía alguna.
Están los que dicen que Nicanor puede postularse, pero debe renunciar en algún momento a la presidencia; y los que iluminan el camino jurídico de este con genialidades como que no sólo puede ser electo, hasta puede pedir permiso un rato para jurar como senador y luego volver al despacho presidencial.
Así tendríamos un señor que sería presidente y senador, al mismo tiempo, y una vez que termine su periodo, senador vitalicio y senador de verdad, en simultáneo.
Se supone que un instrumento tan importante como la Constitución Nacional debe interpretarse en su conjunto, entendiendo el sentido general que los constituyentes le dieron –por mala que sea su redacción–, no separando artículos, párrafos o frases individuales, porque implicaría sacarlos de contexto.
Si todo lo expresado en la Carta Magna tiene el mismo rango, no se le puede dar más valor a un artículo sobre otro, aunque no estén en la misma parte, título, capítulo o sección, salvo casos indicados expresamente, como las disposiciones finales y transitorias.
Nuestro principal cuerpo legal quiere que los ex presidentes se queden en sus casas, por eso hace como que a alguien le pueda interesar su opinión en la Cámara Alta, sin darle voto.
La idea es descansar de ellos por lo menos cinco años, no que se queden a convertirse en malvados dictadores, me refiero a Lord Sidious, creo.