En plena pandemia, el mandatario dejó en evidencia su nula capacidad de gestión para llevar adelante cambios estructurales. Las pocas movidas en el Gabinete se realizaron en la última semana por presión ciudadana y hay poca expectativa de la gente de que se produzca un giro radical a la situación. Pero los escándalos de corrupción, intentos de juicio político y protestas ciudadanas no saltaron solo ahora. Poco antes de cumplir un año al frente del Ejecutivo, Abdo ya soportó uno de los escándalos más grandes de su mandato cuando se reveló que se había firmado en secreto un acta bilateral con el Brasil sobre la compra de energía de Itaipú, en condiciones desfavorables para el Paraguay.
El presidente logró la anulación del acta cuestionada y renunciaron varios presuntos involucrados, pero la posibilidad de ser destituido por un juicio político se frenó gracias al respaldo de Cartes. Es así que su primer año de gestión transcurrió entre dudas y vacilaciones.
Apenas pasaron meses para que la gestión gubernativa se vea desbordada por la incapacidad de gestión, falta de liderazgo y hechos de corrupción. Con el coronavirus se agravó la situación. La voluntad política de hacer grandes cambios solo quedaron en los discursos y sus colaboradores aprovecharon el escenario para hacer grandes negociados.
La gota que colmó el vaso fue la saturación del sistema público sanitario, la escasez de medicamentos y el colapso hospitalario. Esto llevó a la gente a salir a las calles a manifestarse en los últimos días y pedir esta vez no solo el juicio político del presidente, sino también del vicepresidente Hugo Velázquez, pero una vez más Cartes entró en escena y está salvando a Abdo de la destitución.
FRACASO DE MODELO. A criterio del analista político Marcos Pérez Talia, el presidente está sufriendo las consecuencias del fracaso en la política sanitaria, pero también de un modelo de gestión histórico. “Cuando no había pandemia, la clase alta iba a tratarse al Sirio-Libanés y la clase media para abajo iba a Argentina. Con las fronteras cerradas quedó en evidencia el fracaso de la gestión actual, pero también de una forma histórica de administrar la cosa pública. Pero en ese sentido la propia dinámica intrapartido de la ANR favorecía el discurso de poder y oposición al mismo tiempo. Ellos tenían la crisis y la alternativa a la crisis al interior de su partido. Estas manifestaciones, si algo novedoso tiene, es que atacan a la propia etiqueta partidaria con el hashtag #ANRNuncaMás. Ya no es una crisis de una facción, sino de un modelo de gestionar la cosa pública que parece agotado en todas sus expresiones”, sostuvo.
Ya cambió mitad de su Gabinete
En poco más de dos años y medio de gestión, el presidente de la República, Mario Abdo Benítez, se vio obligado a cambiar casi la totalidad de su cuestionado Gabinete. No obstante, en su mayoría, los cambios se dieron por la coyuntura política del momento, y no por la necesidad de mejorar la gestión. Inclusive, otros fueron premiados en otros ministerios, como el caso de Luis Castiglioni, quien al comienzo fue canciller y ahora es ministro de Industria y Comercio. Recientemente, Abdo tuvo que remover a Eduardo Petta del MEC, a Nilda Romero del Ministerio de la Mujer, y a Alejandro Peralta Vierci y Juan Manuel Brunetti del Mitic. Brunetti asumió en sustitución de Petta en MEC.