El número de indígenas existentes en cada departamento del Chaco es otro indicador de la transformación de la zona, según dijo la economista Gladys Benegas. Entre 1992 y 2002, Boquerón albergó el mayor número de indígenas, concentrados en la cuenca del Pilcomayo.
Hubo una comunidad reducida en el Alto Paraguay, debido al declive del sistema de producción de quebracho. Varios grupos emigraron al Chaco central debido a factores económicos, en busca de empleo en los asentamientos menonitas.
Solo el 30% de los niños de comunidades nativas se han matriculado en la escuela primaria, debido a la dificultad o falta de acceso físico a las escuelas, según el estudio.
Otro dato brindado es que entre los años 2010 y 2012, más de 800.000 hectáreas de bosques se convirtieron en pasturas.