04 jun. 2025

Carpe diem

Ataque a la carne

La expresión latina ha sido tomada en su versión original por el frigorífico del mismo nombre que envió -dicen los rusos-, 100 mil kilos de carne paraguaya con bacteria E. coli. La situación es grave para un país agroganadero que en los últimos años ha invertido mucho para pasar de 70 millones de dólares anuales hace 10 años a casi mil millones de la misma moneda el año pasado. Alta genética, trazabilidad, animales con GPS, lucha contra la fiebre aftosa... los ganadores locales abandonaron la imagen de los cómodos, avaros y conservadores para ingresar en la modernidad en menos de una década que ahora el concepto de “vive el momento sin importar el futuro”, pone en riesgo a toda la industria cárnica del país.

Responsables pueden ser muchos; incluso la culpa puede venir de los mismos competidores mundiales que han visto con asombro al recién llegado paraguayo ingresar a un selecto grupo de vendedores de la noche a la mañana. Chile tuvo una situación que involucró a las uvas hacia EE. UU, hace unos años y que posteriores investigaciones comprobaron que las mismas fueron atacadas por empresas competidoras que veían con malos ojos el ingreso a sus mercados de esta nación sudamericana.

En los tiempos actuales, hay que ser eficaces en todos los momentos de la exportación, ya que los peligros acechan y contra los cuales solo cabe una respuesta de alto rigor. El hecho de que el frigorífico Carpe diem tuviera varios casos anteriores y continuara operando, no habla bien de nuestros sistemas de controles y si, además, de eso afirmamos que tiene muy buenos padrinos políticos embarramos aún más la cancha.

Al mundo exportador estas cosas le caen mal y le demuestra que nuestro país está lejos de los estándares de calidad prémium que demanda hoy el exigente mundo comercial. Podemos seguir vendiendo, pero a lugares cuyas exigencias sean menores y, por lo tanto, pagan menos y estarían cerrando los difíciles mercados conseguidos para un país como el nuestro, donde la inversión en ferias y eventos son por demás escasos y raros.

Lo que habría que hacer es simple: investigación rigurosa, rápida, eficiente y si se encuentran argumentos de culpabilidad: sanciones ejemplares. Las más duras y dolorosas para el momento, pero que permita recuperar credibilidad y lance un mensaje por demás elocuente de tolerancia cero a los que no se portan bien.

Esto es lo que dice el manual. Ahora bien, es probable que en el Paraguay lo máximo que ocurra es que el frigorífico cambie de nombre y en vez de Carpe Diem se denomine Non plus ultra o cosa parecida.

Nos pasó alguna vez con el palmito; otra vez con los jabones con cocaína y ahora con la carne. Aquello tuvo su impacto y quedó la impresión de que no podemos jugar en las ligas mayores aún.

Ahora es preciso investigar y castigar a los culpables que ponen en riesgo años de trabajo y de inversión en el terreno ganadero.

Además, cabe preguntarnos si qué tipo de carne consumimos a nivel local y si nuestra flora intestinal es capaz de repeler bacterias como las de E. coli que tanto pánico ha causado en Europa en los últimos meses.

Carpe Diem o “vívelo hoy sin importar el futuro”, es una buena denominación para cualquier actividad incluida un motel en la ruta 1, pero es un pésimo nombre para un frigorífico... ¿No le parece?