APROVECHADORES. Ciertos campesinos se olvidaron de que fueron, frente a la Fiscalía, para pedir la renuncia del fiscal general. Le tocaron la cola a una señora, funcionaria del Ministerio Público, cuando ingresaba a su lugar de trabajo. Ella quedó en shock.
CON GARROTE. Otra funcionaria recibió un golpe en el hombro con un palo que un campesino le tiró cuando iba a ingresar a su puesto de trabajo. Los manifestantes pedían la renuncia del fiscal general, pero no explicaron por qué garrotearon a la funcionaria.
LLAMADA A FILIZZOLA. Un conocido senador luguista llamó desde el lugar de la manifestación al ministro del Interior, Rafael Filizzola, para preguntarle: "¿Mba?e pio péa?”, después de la represión exagerada contra los campesinos. Por lo visto, los aliados todavía no coordinan.
QUIEREN EL PODER. El ex viceministro de Seguridad, comisario Agustín Sapriza, dijo que los campesinos quieren el poder. Hizo una larga exposición sobre ellos, pero no aclaró quién está detrás de los campesinos.
BEBÉ EN PELIGRO. Carlos Cubas, médico, estuvo en la manifestación campesina. Vio a una señora con su bebecito y le explicó que su hijo corría peligro allí. “Sí, ya sé", respondió la madre, y siguió la protesta como si nada.
ERAN ESCUDOS. Algunos campesinos ponían a las mujeres y niños delante de los policías. Eran los escudos protectores. Sin embargo, los cascos azules no distinguen si hay criaturas a la hora de reprimir violentamente.
EXPERTOS. Los chicos del P-Mas fueron los encargados de llevar a los campesinos mochilas llenas de piedras. También proveyeron de cintas amarillas a los manifestantes para que se pongan en el brazo. De esta forma los campesinos se convertían en “seguridad”.
REVOLUCIONARIOS. “Así hay que trabajar, así hacen los revolucionarios”, dijo uno de los pemasistas proveedores.
TECNOLOGÍA. Muchos campesinos no tienen tierras pero sí costosas cámaras digitales. Cada imagen que les parecía captable era plasmada al instante por ellos.