Brasil medirá el peso de la corrupción en las urnas

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Decisión. Los brasileños deberán elegir a su candidato en medio de una gran incertidumbre.

EFE

SÃO PAULO - BRASIL

El efecto de los escándalos de corrupción que sacudieron Brasil en los últimos años será medido en los comicios del 7 de octubre, en medio del descontento de los electores después de 4 años marcados por denuncias contra los políticos más poderosos del gigante latinoamericano.

Brasil enfrentará sus primeras elecciones presidenciales tras conocerse la magnitud de la Lava Jato, una enorme trama de corrupción destapada en marzo del 2014 y que salpicó a políticos de prácticamente todo el arco partidario.

Las secuelas de esos escándalos serán un desafío para el Gobierno que resulte de las elecciones tras un sinfín de operaciones anticorrupción, confesiones del fin del mundo protagonizadas por importantes empresarios y búnkeres repletos de dinero desviado de las arcas públicas.

La mayor investigación contra la corrupción en la historia de Brasil, que ha extendido sus tentáculos a otros países de Latinoamérica, sentó en el banquillo a importantes parlamentarios y condujo este año a la cárcel al ex presidente Lula da Silva, quien fue durante meses uno de los principales protagonistas de la campaña a pesar de estar entre rejas. Lula fue proclamado como candidato del Partido de los Trabajadores (PT), pero la justicia electoral vetó sus aspiraciones con base en una ley que impide que condenados en segunda instancia, como es su caso, se postulen a un cargo electivo. El malestar de los electores con la clase política brasileña tras los escándalos y el rechazo de una parte de la población hacia el PT después de 13 años de Gobierno de izquierdas fue capitalizado por el ultraderechista Jair Bolsonaro, líder en los sondeos.

Una acusación de corrupción recayó también sobre el candidato socialdemócrata Geraldo Alckmin, denunciado por supuesta financiación ilegal durante la campaña del 2014 para su reelección como gobernador del estado de São Paulo. Presentados como tercera vía ante los electores, el laborista Ciro Gomes y la ecologista Marina Silva también hicieron hincapié en su expediente libre de denuncias por corrupción para ganar apoyo en medio del desaliento de los brasileños.

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