EFE
Los An-12 y An-26 de transporte despegaron a las 06.00 de la mañana hora local desde el aeropuerto Chkálovski, en las afueras de la ciudad, para dispersar en el cielo sustancias químicas que enfrían las nubes y evitan que estas descarguen agua.
“Los trabajos para dispersar las nubes, que requiere un alto profesionalismo de los pilotos, se realizan en zonas de grandes acopios de nubosidad, entre los 3.000 y 8.000 metros de altura”, explicó a medios locales el portavoz de las Fueras Aeroespaciales rusas, Igor Klímov.
Los aviones empezaron a despejar las nubes a unos 150 kilómetros de la ciudad, en la primera línea del frente atmosférico que afecta a Moscú, para luego acercarse a unos 70 kilómetros y finalmente actuar en la circunvalación que rodea la capital rusa.
Con todo, a diferencia de otras años en los que han logrado alejar las nubes de Moscú, en esta ocasión solo pudieron parar la lluvia.