El profesional contextualizó el fenómeno que ya forma parte de la vida diaria en muchos países, indicando que el desarrollador es el gran partícipe hoy de muchos procesos de creación, dentro de una crisis de profesiones y donde los menores de 40 años se inclinan por esta salida laboral.
“El desarrollador, en suma, es un artista; puede ser anónimo, pero es un autor muy importante”, destacó al tiempo de consignar las implicancias que acarrea la cuestión del derecho de autor en el metaverso, cuando las obras en el mundo virtual deben ser defendidas de piratería o falsificación.
Según mencionó, la ley en general ya reconoce los derechos de autor de quienes generan, en el mundo virtual, películas, libros, videojuegos y música; pero cada vez más –gracias a la tecnología–, el contenido generado por otros usuarios en estas plataformas es tenido en cuenta con una obra a la que se debe respetar y defender.
LAS MARCAS. Por su parte, María Cecilia Aloise, de Clarke & Modet de Argentina, enfatizó en la defensa de marcas dentro del metaverso, haciendo alusión a la clasificación de productos y servicios establecidos por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual, que tiene previsto incorporar también los archivos digitales descargables.
Del metaverso, indicó que “tendremos un universo paralelo, con las mismas interacciones que la vida diaria: se podrán comprar, trabajar, probar ropas, interactuar con vendedores y la posibilidad de recorrer lugares históricos, formar parte de un concierto virtual, a través de la tecnología”.
Por eso, las nuevas interacciones deben ser muy importantes para los titulares de derechos marcarios, que tienen que estar interesados en mirar este fenómeno en constante crecimiento.
La profesional brindó ejemplos de cómo las empresas invierten en publicidad y comercio de productos digitales: Coca-Cola ya vende Token (activo digital único), consistente en una vestimenta para vestir un avatar, que es la persona física representada en el metaverso de manera virtual, según explicó.
Frente a los desafíos para los derechos marcarios, adelantó que en el metaverso se podrá ubicar al infractor en un país, al usuario con el derecho de la marca en otro, y la plataforma donde se dirimirán las diferencias en un tercer país, ya que la tecnología permitirá tal interacción.