Desde muy tempranas horas de la mañana un total de 38 abuelitas ponen manos a la obra, agarran sus elementos de trabajo y empiezan a realizar pinturas de mandalas, bordados de distintos tipos de telas, otras incluso elaboran remedios naturales en el Hogar de Ancianas Nuestra Señora de la Asunción.
El sitio se encuentra ubicado sobre la Avenida Venezuela c/ Tte. Jara de la ciudad de Asunción y alberga a mujeres de la tercera edad que no cuentan con familiares.
Varias de las abuelitas expresaron que pese a no tener ningún pariente, las encargadas del hogar se convirtieron en sus “nietas postizas”.
María Ilda Ortiz Montiel de 70 años se encuentra en el hogar desde hace unos tres años tras perder a su esposo y a su único hijo en un trágico accidente. Actualmente su pasatiempo favorito es la pintura de mandalas y otro tipo de dibujos que luego vende para generar sus propios ingresos.
“Empecé con la pintura en el hogar y esto para mi es un pequeño ingreso y es algo que realmente me gusta hacer. Yo estoy aquí hace tres años y medio luego de perder a mi esposo y mi hijo. También hago bordados para mis hijas del corazón que son las funcionarias”, relató.
Su compañera, la señora Blasia Legal, de 89, quien reside hace dos años en el lugar se dedica a la realización de bordados y remedios naturales.
“Cuando entré en el hogar una enfermera de aquí me enseñó a realizar remedios naturales que sirven para los moretones, golpes y raspaduras de la piel. Realizo todo tipo de trabajos como repasadores de cocina, mantelitos y otro tipo de bordados. Yo tengo mi título de manualidades de hace 50 años”, comentó.
La sicóloga Aide Florenciano, encargada del lugar, añadió que el hogar cuenta con fisioterapeutas, sicólogos, ginecólogos, enfermeros y nutricionistas para brindarles la atención a las abuelitas, pero lo que siempre necesitan son pañales y artículos de aseo personal como desodorantes, perfume, jabones, shampoo, entre otros.
Para cualquier tipo de donación puede contactar el teléfono (0984) 860-400.
Música de esperanza
En el Hogar de Ancianos la Piedad hay un total de 23 varones adultos mayores, algunos en situación de calle, otros con complicaciones de salud y algunos que cuentan con familiares.
Carlos Viveros, de 76 años, quien reside hace dos años en el lugar, relató que es un músico apasionado de los instrumentos de percusión e indicó que fue presidente de la Asociación de Músicos del Paraguay y director de la Orquesta Caribe 3.
“Nosotros siempre compartimos con el coro aquí en la parroquia del hogar, yo me encargo de tocar el bombo. Lo que más anhelo es cuando me visitan mis hijos que siempre me están cuidando y están al pendiente”, remarcó.
Asimismo, Miguel Wenceslao es un guitarrista del lugar y relató que es experto en matemáticas.
“Aprendí a tocar la guitarra hace 11 meses, estamos estudiando las canciones de la iglesia y perfeccionándonos entre nosotros. Nos llevamos bien entre los compañeros y siempre buscamos cosas para hacer y compartir”, refirió.
Sostuvo que es fundamental realizar actividades creativas para hacer correr el tiempo y “no pensar en cosas negativas”.
Campaña de donaciones
Juan Bautista Troche, sicólogo y encargado del hogar, mencionó que actualmente iniciaron una campaña ya que están careciendo de leche, así como pañales y artículos de aseo personal.
El hogar recibe ayuda de la Fundación la Piedad y también del Ministerio de Hacienda así como de jóvenes voluntarios.
Para las donaciones se pueden contactar al (021) 290- 128 y el (0982) 406- 361.
Admirables. Con manualidades, música, entre otros hobbies, se ingenian los abuelitos de varias casas de estadía permanente.
Empecé con la pintura en el hogar. Yo estoy aquí hace tres años y medio luego de perder a mi esposo y mi hijo. También hago bordados para mis hijas del corazón que son las funcionarias. María Ilda Ortiz Montiel, 70 años.
Cuando entré en el hogar una enfermera de aquí me enseñó a realizar remedios naturales que sirven para las raspaduras de la piel. También realizo bordados para mis ingresos. Blasia Legal, 89 años.
Nosotros siempre compartimos con el coro aquí en la parroquia del hogar, yo me encargo de tocar el bombo. Lo que más anhelo es cuando me visitan mis hijos. Carlos Viveros, 76 años.