Con la obligación de ganar el partido a como dé lugar, la escuadra que Francisco Arce plantó en la noche del martes saltó un tanto ansiosa a buscar desnivelar el marcador a su favor. Tal cualidad nunca es buena compañera y pronto daría sus resultados.
Inciertos, Cecilio Domínguez, por izquierda, y Antonio Sanabria en punta intentaron conectarse de entrada. Antes de los 15', con los hermanos Romero empujando desde atrás, 4 remates al arco generaron la sensación de que el gol albirrojo estaba a las puertas de la historia. El “sí se puede” bajaba de las tribunas la afición que copó el Defensores del Chaco acompañaba los enviones locales.
Ninguneando la presión, con un juego prolijo y sereno, la visita fue asentándose y ganando el pasillo vertical de cara al arco de Antony Silva. No obstante, en la primera parte, la poca profundidad de sus avances fueron rechazados por la defensa local.
Poca también era la claridad en la definición del ataque guaraní, por lo que al término de la primera etapa no se encontró la llave para abrir el pórtico del joven Wilker Fariñez. Abusando de las pelotas altas, el acabose inerte era la constante sin una referencia de área.
A la hora del encuentro, desde la banca de expectativas, Tacuara Cardozo por Tonny y Antonio Bareiro por Cecilio fueron las variantes de Arce para intentar capitalizar los intentos. Jugado para adelante, Venezuela se hizo con los contragolpes y otra vez por el portero Silva, la Albirroja se mantuvo en pie por la hazaña.
Sin embargo, sobre los 85', la Vinotinto encontraría el premio a su tenacidad y dejaría sin chances a una Paraguay que buscaba más con empuje que con técnica, demostrando, como a lo largo del certamente, que no sabe jugar de local.
Además, bajo los tres palos, Fariñez estuvo totalmente encendido y con mucha seguridad apagó lo poco que los nuestros pudieron intentar sobre el final. Triste, amargo, para el olvido el resultado en contra que invita a mirar el Mundial por televisión.