La Pontificia Academia de Ciencias reúne a numerosos expertos que abordarán hasta hoy las causas de este “flagelo” a escala global y que el propio papa Francisco considera un derivado de la trata de personas.
En la primera jornada se analizó la situación del sistema de trasplantes de muchos países, incluso China, que no mantiene relaciones diplomáticas con la Santa Sede, mientras que hoy se dedicará a estudiar métodos para combatir el tráfico.
En el acto participó el presidente de la Sociedad de Trasplante de América Latina y el Caribe (Stalyc), el colombiano Alejandro Niño Murcia, que explicó que el tráfico de órganos deriva de “un mercado en el que hay más demanda que oferta”, más demandantes que donantes.
“La gente busca salidas y los países y personas con mayor poder adquisitivo tratan de aprovecharse de las personas que tienen algún déficit o problema económico. Aprovecharse de su condición de necesidad económica para que donen algunos de sus órganos”, lamentó.
En su opinión, “cada país debería contar con un registro nacional de trasplantes para que cada paciente tenga claro de dónde vino ese órgano, por qué fue a él y no a otra persona”.
Las víctimas de estas redes son generalmente adultos con necesidades económicas. efe