Ese debería ser el método de lucha sindical cuando elevan sus reclamos. El push en la UNA resultó exitoso porque los estudiantes y todos los adherentes concentraron el fuego sobre las irregularidades de Froilán, primero, y luego sobre cuanto hombre o mujer estuvieran en cargos altos y evidenciasen comportamientos irregulares. El éxito fue rotundo. Pero parece que los muchachos en pie de guerra no querían volver a sentarse. Y hasta ahora hay una suerte de guerrilla, ya sin que el enemigo sea tan claramente identificado.
Desde el lunes, varios sindicatos están en huelga. Las asociaciones campesinas cierran rutas, sin preocuparse por las posibles urgencias extremas que puedan tener los viajeros ocasionales, como un miembro enfermo, otro en proceso de recuperación o cualquier otra urgencia que demande atención pronta. Los sindicalistas logran así varios tantos en contra, además de dejar claro que no son precisamente trabajadores, si pueden gastar su tiempo lunes y martes. La ciudadanía, afectada directamente o no por los cierres de ruta, siente una ira asesina contra sus verdugos del momento, y no desarrolla ni desarrollará jamás una empatía con los campesinos y sus reclamos, justos o no.
En la tele pude ver un grupo de campesinos que portaban pancartas claramente escritas por ellos mismos, en las cuales pedían muchísimas cosas. Era imposible cumplir con tantas exigencias, sobre todo, cuando una de ellas, totalmente desmarcada de los demás reclamos, exigía “libertad para los presos de Curuguaty”.
El famoso bolonqui de Curuguaty, cuyos entresijos todavía quedan por develarse, figura como pedido desesperado de aclaración. Muy bien, ¿pero por qué exigen que se aclare lo de Curuguaty en pleno reclamo de reajuste salarial y cosas por el estilo? Como verá usted, el método de disparar a varios blancos a la vez no suele resultar bien. Mejor es elegir uno a la vez.
Si prefieren seguir perdiendo tiempo y hacérselo perder al prójimo, sigan con sus huelgas y demás manifestaciones insensatas. Pero si quieren buenos resultados, sean sensatos. ¿No pueden ver que el país está a un paso de cerrar sus puertas y declararse en quiebra? ¿Creen, ustedes, señores sindicalistas, que sus problemas son mayores que los que afligen a nuestros hermanos inundados?
Como broche de platino, eligen los días finales del año, cuando todos estamos entre que compramos lo imprescindible en estas fechas, pagamos lo imprescindible, en cualquier fecha, y muchos debemos viajar al interior del país, o recibir a visitantes de la misma procedencia. ¡La ternura que nos invade cuando vemos un piquete que nos cierra el paso en alguna ruta cualquiera! Y nosotros, con chicos que quieren ir al baño, comer lo que sea, y beber cualquier cosa líquida, con tal de que esté fría y sea dulce.