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WASHINGTON - EEUU
El Gobierno de Donald Trump está cerca de completar un nuevo plan de “compre estadounidense” que insta a militares y diplomáticos del país a ayudar a recaudar miles de millones de dólares más en ventas de armas al exterior, ampliando la asistencia que brindan actualmente, dijeron funcionarios.
El presidente anunciaría en febrero un esfuerzo de todo el Gobierno para relajar las normas de exportación para las compras extranjeras de equipamiento militar fabricado en EEUU, desde aviones de combate y drones hasta buques de guerra y artillería.
Trump apunta a cumplir la promesa de campaña del 2016 de crear empleos en EEUU vendiendo más bienes y servicios al exterior, para reducir el déficit de la balanza comercial desde un máximo en seis años de USD 50.000 millones. El Gobierno también está bajo presión de contratistas del área de defensa que enfrentan cada vez más competencia de China y Rusia.
Pero cualquier alivio en las restricciones a la venta de la industria armamentista desafiaría los derechos humanos y el control de armas, y podría avivar la violencia en regiones como Oriente Medio y el sur de Asia o habilitar el uso para ataques terroristas.
Más allá de un mayor empleo de la red de personal militar y comercial ya dispuesto en las embajadas de EEUU en las capitales del mundo, importantes funcionarios dijeron que otra faceta del plan es poner en marcha un realineamiento de las Regulaciones Internacionales sobre el Tráfico de Armas (ITAR).
Las ITAR son una política central que rige las exportaciones de armas en Estados Unidos desde 1976 y que no ha sido reformada totalmente en más de tres décadas.
Este esfuerzo del Gobierno a favor de los fabricantes de armas estadounidenses, junto con menores restricciones a las exportaciones de armas y tratados más favorables de ventas a países no aliados y socios de la OTAN, podría generar miles de millones de dólares adicionales en acuerdos y más empleos, dijo un funcionario de Washington, sin dar más detalles.
La estrategia de que el Pentágono y el Departamento de Estado tengan un rol más activo en respaldar los acuerdos internacionales de venta de armas podría beneficiar, especialmente, a importantes contratistas locales del área de defensa, como Lockheed Martin y Boeing Co.
“Queremos que estos hombres, los delegados comerciales y militares, (...) sean promotores de la industria armamentista”, dijo un funcionario.