Fue una noche de pesadilla en el que si no era por las tapadas de Diego Barreto el resultado aun hubiera sido peor.
Es una caída que lastima y que echa un manto de duda sobre el sueño de volver a un Mundial, porque de local esta Selección ya no mete miedo como en otras épocas.
El toque expuisito y dinamismo peruano fueron un dolor de cabeza constante e indescifrable. Paraguay concretó una de sus pocas llegadas y celebró con un gran disparo de Cristian Riveros, el experimentado volante de 34 años. Gran mérito del gladiador Federico Santander, quien no dio por perdida una pelota. Sin embargo, su tempranera salida por lesión (sería muscular) debilitó el ataque. Nada hacía suponer tan catastrófica caída. Pero el final del primer tiempo ya fue un desahogo por el acoso incansable del rival.
El inicio del complemento fue idéntico a cómo terminaron los 45', con un Barreto que seguía revolcándose de un lado a otro y con presión asfixiante de Perú, que cristalizó la paridad mediante un gran cabezazo de Ramos. El baldazo de agua fría llegó con el segundo tanto en un contragolpe generado por un error de Moreira que concretó Flores. Fue el inicio de una noche aciaga.
Y Cueva terminó liquidando aunque cometiendo una grosera mano que el permisivo Loustou no pitó. Para cerrar una noche funesta, se encajó el cuarto tanto con el autogol del Pájaro Benítez, cuyo aporte fue escaso, para cerrar la humillante diferencia: 1-4 y para que Perú gane por primera vez en Sajonia.