“Tenemos mucha producción y no hay salida. Es triste. Estamos viendo con el Ministerio de Agricultura y Ganadería la manera de exportar a Argentina, pero no hay resultado. Otra alternativa es la industria de extractos de tomate de Frutika, porque si no hay resultado se va a fundir la producción”, dijo.
Expuso que si a los productores les ofrecen G. 800 el kilo, ya dejan de cosechar porque requieren de un mínimo de G. 1.500 para cubrir los costos.
En verano también es difícil la producción de tomate, por no decir imposible, porque a más de 40 grados la planta ya aborta y se echan a perder las frutas.