Lucho Alvarenga
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El principal centro de operaciones de la estatal de combustibles muestra imágenes de abandono con sus tanques oxidados, malezas, calles internas deterioradas y advertencias sobre inseguridad operativa. Las evidencias de este estado se captan a simple vista y otras son mencionadas en documentos, a los cuales pudo acceder ÚH.
A nivel publicitario, el Gobierno de Horacio Cartes se jacta de logros financieros “maravillosos” con la venta de combustibles y del aumento de estaciones de servicio que operan bajo el emblema de Petropar.
Sin embargo, hay otra realidad que permanece oculta y aplica al viejo refrán de que no todo lo que brilla es oro en la empresa pública de combustibles, observables en las imágenes de abandono y falta de inversiones en mantenimiento técnico y de seguridad que requiere una planta de manipulación de productos altamente volátiles como los combustibles.
Incluso, un reciente chequeo del gremio Arpel, que reúne a 26 compañías de petróleo y GLP de varios países, alerta varias falencias en la planta.
ÓXIDO. Ya en el recorrido se pueden observar signos de abandono y falta de mantenimiento de las vías internas de la planta de operaciones, además de malezas y tanques viejos oxidados y dispersos en varios lugares. Por estos caminos transitan los vehículos cisterna que llevan los combustibles.
Consultas realizadas con técnicos en la materia, señalaron que el óxido en los tanques es un hecho grave y no se trata solo de una simple falta de pintura estética. Explicaron que la pintura y el color blanco tienen su justificación técnica y está ligada a especificaciones de protección y seguridad, a partir de que cada tanque tiene su índice de evaporación, refracción de la luz solar, nivel de temperatura y condiciones del agua.
Arpel le señala esta y otras falencias importantes de seguridad a nivel estructural y de capacitación de operadores (ver facsímil de la página). Algunos de estos que pidieron mantenerse en reserva, aseguraron que el sistema hidrante de contención de incendio “se encuentra en estado calamitoso”.
También advirtieron que el muelle, “es una mugre y lamentable”. Reiteraron que la planta no reúne las condiciones de seguridad necesarias y que los incidentes que surgen “son minimizados”.
Lo más destacable que surgió en los últimos meses en la planta, fue la agresión del entonces jefe del lugar, Víctor González a la funcionaria Natalia Ávalos. El primero continúa en otro lugar y su víctima se fue con retiro voluntario.