01 may. 2024

País productor de alimentos y gente con hambre

Nuestro país figura ya entre los productores de alimentos más grandes del mundo. En 2013 generó unas 25 millones de toneladas, producidas en 289.000 unidades productivas que involucran a 1,2 millones de personas rurales, agrupadas en familias de cuatro integrantes en promedio. Esto se desprende del informe de la Dirección de Censos y Estadísticas Agropecuarias, dependiente del Ministerio de Agricultura y Ganadería.

Esa población trabajadora ha producido esas millones de toneladas de productos agropecuarios no solo para el mercado interno, sino también para unas 60 millones de personas en el resto del mundo. Citando solo los más importantes, los alimentos producidos localmente son soja, trigo, maíz, mandioca, caña de azúcar, maní, poroto, girasol, arroz, sésamo, tártago, canola, stevia, yerba mate, entre otros.

ENTRE LOS PRIMEROS PRODUCTORES MUNDIALES. Si se toman dos productos estrella en materia de exportaciones, la soja y la carne vacuna, Paraguay se encontrará próximamente ya entre los cinco mayores en el ránking mundial de productores de alimentos. Su posicionamiento en esa estratificación internacional depende ya solamente de la referencia tomada para el cálculo: la cosecha o el faenamiento, respectivamente hablando, y/o la exportación.

Las variables macroeconómicas de nuestro país, además, son auspiciosas, pero con ciertas limitaciones. Su producto interno bruto tiene fuertes altibajos, que van de saltos muy altos a caídas considerables. Pero su promedio en los últimos 10 años oscila en torno al 5% de crecimiento anual. Su determinación exacta es dependiente ya de la inclusión o no, en dicho cálculo, de la producción y/o exportación de energía hidroeléctrica vía las binacionales Itaipú y Yacyretá.

AUMENTO DE PRODUCCIÓN TRIPLICA EL DE LA POBLACIÓN. Como la población, hoy en día ya cercana a 7 millones de habitantes, aumenta en tasas anuales acumulativas de aproximadamente 1,7% con tendencia levemente decreciente, ese promedio de crecimiento del PIB es auspicioso: es casi tres veces mayor que el aumento demográfico. Vale decir, las circunstancias macro son favorables para emprender reformas hacia un desarrollo económico sostenible: más inclusivo (el actual es un crecimiento desigual del PIB, altamente excluyente), con mayor justicia social y con mejor restauración del equilibrio medioambiental, totalmente deteriorado hoy en día.

Dentro de este contexto de crecimiento desigual, inserto en desequilibrio ecológico, causa preocupación hoy en día la pobreza extrema, que no se reduce en magnitud ni siquiera en años de auge económico. Estimaciones diversas, públicas y privadas, dan cuenta de que un millón doscientas mil personas se encuentran en la indigencia, es decir, no tienen lo suficiente para comer. Representan entre el 17% y el 18% de la población. Observen esta ironía en tiempo presente: la cantidad de la población indigente es igual a la cantidad que produce alimentos para el mundo.

PRONÓSTICOS SOMBRÍOS PARA POBREZA EXTREMA. Es señal evidente de que las políticas públicas y privadas para reducir la pobreza extrema no están siendo concebidas adecuadamente o no tienen presupuesto para ser aplicadas o simplemente nunca fueron concebidas. El pronóstico de los próximos años es por eso negativo para la gente viviendo en miseria.

Para que se pueda crecer regularmente sin grandes altibajos, el país debe pasar por reformas económicas, sociales y medioambientales. El presupuesto público es reducido y las instituciones son débiles. En ese entorno, el egoísmo colectivo es impresionante. La solidaridad social se limita a unas pocas excepciones en el sector privado. Por otro lado, las organizaciones de la sociedad civil aún deben pasar por fortalecimiento institucional. Y el sector público, con escasos recursos y con altos niveles de corrupción e impunidad, no está en condiciones de poner en práctica políticas públicas en beneficio del desarrollo sostenible.

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