23 ago. 2025

Nombres artísticos, entre anécdotas y la necesidad de la marca para el éxito

¿Sabía que el artista Luis Alberto del Paraná en realidad se llama Luis Osmar Meza, o que el carismático Alberto de Luque fue bautizado como Vitalino Rodríguez Báez? En realidad también son pocos los que saben que el actor Palelita Closs realmente se llama Miguel Ángel Romero o que el nombre real del cómico Mortero Bala es Julio Amarilla y que del querido mago Nizugan es Juan Bautista Castillo.

lady gaga

En la imagen, la cantante estadounidense Lady Gaga. Foto: mrconservative.com.

Por Rocío Cáceres | rcaceres@uhora.com.py

Estos y muchos otros artistas, en algún momento de su carrera –la mayoría de ellos en sus inicios– optaron por un nombre artístico, ya sea por decisión propia o por una estrategia de marketing.

Incluso el guitarrista paraguayo más destacado de todos los tiempos, el gran Agustín Pío Barrios, fue conocido con su nombre artístico Nitsuga Mangoré. Él mismo se presentó en Bahía, Brasil, en 1932 como Nitsuga Mangoré, el Paganini de la guitarra de las selvas del Paraguay. La palabra Nitsuga corresponde a Agustín, escrito al revés, y Mangoré viene de un legendario jefe guaraní que peleó ante la conquista española. Fue tanto el éxito obtenido con el personaje Mangoré que en varios países fue más conocido con el nombre del cacique que con el nombre propio. Además, él mismo se encargó de divulgar la leyenda de que fue educado en las reducciones jesuíticas, desaparecidas antes de 1800.

anécdota. El caso de Alberto de Luque nació de manera anecdótica, ya que de niño quería una guitarra, y para poder comprarla vendió hielos y juntó moneda a moneda en su alcancía. Cuando la llenó, un amigo al que conoció en el Correo Nacional, el luqueño Dionisio Valiente, lo llevó a su ciudad para que compre su primera guitarra. Fue así que se quedó con lo de Luque, y Alberto, lo eligió porque los grandes cantantes argentinos de la época, se llamaban así.

Pero la importancia de tener un nombre artístico, don Alberto dice que la entendió mucho antes. “Tenía 7 años y siempre cantaba en el altillo de mi casa con mis amigos, un día sus padres me dijeron que tenía que pensar en dedicarme a la música, y uno de ellos me señaló que Ernesto Báez era su yerno y que hablaría con él para que me oriente. Pero yo tenía un incidente muy feo con Ernesto, porque robaba mango de su casa, me descubrió, y temía ir al encuentro”, recuerda entre risas.

Al final fue a la reunión, y Ernesto le dijo dos cosas que nunca olvidará: “Para ser artista no hay que robar mango mi hijo, el artista es un representante cultural de su país”, cuenta. Luego, tras preguntarle su nombre, añadió: “Con ese nombre te vas a morir de hambre, vamos a quitarle el Vita, y te vas a llamar Lino Rodríguez”. Aquel fue su primer nombre artístico. Luego, como Alberto de Luque, grabó más de 900 canciones en 25 países.

Pionero. Otros artistas, más que un nombre artístico tienen una palabra o frase que los identifica, como el caso de Nadia Portillo, que es más conocida como La Kchorra; o Rubén Rodríguez, el Pionero.

“Todo empezó, creo, en 1979 cuando comencé con programas en 1º de Marzo FM y estaba muy de moda el equipo Pioneer que hasta hoy es marca preferida de djs. Como en los 80 comencé a animar en Caracol y en fiestas, todos me decían Pioneer, que rápidamente los muchachos lo castellanizaron”, rememora Rodríguez. En los 90, Rubén promocionó ese nombre, con el que incluso hoy se lo conoce.

Como productor, cree que a veces es necesario adoptar un nombre artístico porque “su olfato” les indica que no funciona su nombre real.

“Por ejemplo, en el ámbito local El Morrocotudo se llama Máximo Rodas Villalba, siendo su nombre artístico Ricardo Rodas Vil”, comenta el carismático Rubén Rodríguez.