EFE
La ceremonia tuvo lugar en el templo de Bang Phra, a unos 50 kilómetros al este de la capital tailandesa y donde muchos de los asistentes renovaron sus tatuajes con nuevas inyecciones de tinta que creen que tienen poder mágico.
La tradición se remonta a la prácticas del monje budista Luang Por Pern, que a mediados del siglo XX se hizo famoso por sus tatuajes.
Desde entonces, los seguidores del monje atribuyen a los tatuajes la capacidad de protegerles y proporcionales fuerza física y moral.
El festival, conocido como ‘Wai Kru’ (reverenciando a nuestro maestro), se celebra anualmente en marzo, y atrae a grandes multitudes, compuestas en su inmensa mayoría por hombres.