Para las elecciones de este domingo hay 15.597 candidatos inscriptos, que se disputan 782 cargos, pero la mayor parte de los medios de comunicación y las redes sociales en internet casi solo hablan de dos de ellos: los candidatos presidenciales Mario Abdo Benítez (Partido Colorado) y Efraín Alegre (Alianza Ganar). La maquinaria política reproduce un esquema muy centralizado en el presidencialismo y en el bipartidismo, ignorando la riqueza de la gran diversidad de ofertas electorales.
Es un injusto círculo vicioso: nos dicen que los demás candidatos no aparecen en los medios ni en las encuestas, ni son invitados a los debates televisivos, porque la gente no los conoce y, por lo tanto, no son noticia, pero justamente la gente no los conoce y no son noticia porque no aparecen en los medios y en las encuestas, ni son invitados a los debates televisivos.
Durante más de un siglo de historia teñida de azul y colorado, se ha intentado negar la diversidad de las voces políticas, apuntando a la masificación poco crítica del electorado: te empujan a seguir el color de la tradición familiar caudillista, de los símbolos de la polca y del pañuelo, exhortándote a votar “de punta a punta” por las listas sábana que ellos arreglaron, aunque debajo de las sábanas se oculten los Óscar González Daher o las Zulma Gómez.
Por suerte, de un tiempo a esta parte, algo de eso está cambiando positivamente. De a poco, una nueva conciencia se ha ido instalando en el electorado, enfatizando el republicano principio de que no tenés ninguna obligación de votar siempre por el mismo partido al cual estás afiliado, especialmente si sus candidatos no te representan.
Si elegís otras opciones electorales, no estás cometiendo ninguna traición a la patria, por más de que el propio presidente de la República te amenace desde una tarima para que no lo hagas, diciéndote que va a enterarse de lo que hacés en el cuarto oscuro. Es mentira. En el cuarto oscuro no hay cámaras ni satélites. No hay manera de que sepan por quiénes vas a depositar tu voto. Ese día, en ese momento, serás solo vos y tu conciencia.
Más que nunca antes, los políticos tradicionales están demostrando un terror pánico de que sus electores recurran al voto cruzado. Tienen miedo de que se reduzcan sus bancas en las Cámaras de Senadores y Diputados. Eso es bueno, porque además de cerrarles el paso a unos cuantos bandidos que buscan hacer el rekutu, significará dar oportunidad para que gente nueva, gente diferente, ingrese al Poder Legislativo. No podemos saber si serán mejores o peores, pero será interesante escuchar otras voces, conocer nuevas propuestas, dar pie a que la diversidad le dé un aire distinto a ese espacio vital de la democracia paraguaya, que hasta ahora nos ha ofrecido muchas decepciones. Sería difícil que resulten más malos de lo que hemos tenido ahora.
Así que, con un sano optimismo, me sumo a los cruzados del voto crítico.