Buenos Aires - Argentina
Irma Oviedo
El diagnóstico precoz de la artritis reumatoidea y el acceso a medicamentos biológicos y biosimilares de calidad fueron temas de debate en el marco del Congreso de la Liga Panamericana de Asociaciones de Reumatología (Panlar), que se realizó la semana pasada en Buenos Aires, Argentina.
La artritis reumatoidea “es una enfermedad crónica inflamatoria. Crónica porque todavía no la podemos curar”, explicó la doctora Alejandra Babini, reumatóloga y ex presidenta de la Sociedad Argentina de Reumatología. El tratamiento consiste en remitir la enfermedad, es decir, lograr inflamación cero o caso contrario disminuir los síntomas.
La afección se caracteriza por la inflamación del tejido sinovial, que es la membrana que cubre cada una de las articulaciones. Inflamación y dolor persistente de las articulaciones por más de cuatro a seis semanas son los signos que deben alertar a la persona para acudir al reumatólogo.
Un diagnóstico precoz permite remitir la enfermedad y evitar secuelas. “Tener articulaciones inflamadas no es normal, vivir con dolor no es normal. Más te demorás, peor te va a ir”. Al despertarse, los pacientes sufren rigidez matutina que les impide mover los dedos y hacer cosas como peinarse, vestirse, usar papel higiénico.
La prevalencia en América Latina es de 0,2% a 2,8%, pero varía según los países. “Si no se trata, mata antes. En las curvas poblacionales son pacientes que se mueren entre 10 a 15 años, en general de causas cardiovasculares. La inflamación sostenida envejece en las arterias y causa infartos y accidentes cerebrovasculares”.
¿BIOLÓGICOS O BIOSIMILARES? La primera terapia para la enfermedad es el uso de medicamentos convencionales, elaborados en laboratorios, que posteriormente si no hacen efecto para disminuir los síntomas son sustituidos, por los biológicos elaborados con células vivas.
Ante la aparición de medicamentos biosimilares, es decir, igual o de manera equivalente, que se parecen mucho, pero no son idénticos, que ingresan actualmente al mercado se abre el debate sobre la efectividad y eficacia. Este punto debe ser comprobado con los estudios clínicos que deben estar publicados, señaló el doctor Gilberto Castañeda, investigador y experto en Farmacología, de México.
“Si no existen datos no permitan que los pacientes sean tratados”. No existe la excusa de informe confidencial. “El reto es demostrar qué tan similar tiene que ser el biosimilar para que sea utilizado en los pacientes con eficacia y seguridad equivalentes al medicamento original (biológico)”.
En este punto, pese a tener en el país una normativa que regula a los biosimilares, el doctor Castañeda insiste en que se controle que se cumplan los requisitos para evitar el ingreso de productos o copias que no tienen ningún estudio clínico que demuestre eficacia.