EFE
Los indígenas, que suponen menos del 2 % de la población total de Paraguay, son los más afectados por la tuberculosis, y a ellos corresponden 422 casos del total de 2.602 registrados en 2016, según datos del Ministerio de Salud Pública (MSP).
Según Ramallo, los indígenas son más vulnerables a la enfermedad debido a que en ocasiones viven en condiciones de hacinamiento o en comunidades muy alejadas de los centros de salud y no acceden a vacunas o controles médicos periódicos.
Alertó también del riesgo de tuberculosis que padecen las personas en situación de extrema pobreza en el interior rural de Paraguay, quienes por la falta de alimentación son más vulnerables a las enfermedades respiratorias y la falta de acceso a servicios de salud dificulta su detección temprana y favorece el contagio.
“Para cuando se dan cuenta de que llevan más de dos semanas con gripe, fiebre y pérdida de peso, ya tosieron cerca de sus familiares y compartieron mate o tereré con otras personas, y ya han podido infectarles”, detalló.
Otra población con alto riesgo de contraer tuberculosis son los internos de las cárceles de Paraguay, donde el 98 % de las penitenciarías se encuentran en una situación de “sobrepoblación crítica”, según datos del estatal Mecanismo Nacional de Prevención de la Tortura (MNP).
De hecho, la población reclusa de Paraguay tiene un 70% más probabilidades de padecer tuberculosis que las personas que se encuentran en libertad, según el MSP, debido al hacinamiento, la escasa ventilación, una alimentación deficiente o el consumo de drogas.
Así, el Ministerio detectó el pasado año 300 casos de tuberculosis en personas privadas de libertad, un 11,5 % del total, mientras que un 9 % del total de diagnosticados con tuberculosis fueron personas que padecían VIH.
Según ONU-SIDA, la tuberculosis es la mayor causa de admisiones hospitalarias y de muertes entre personas que padecen sida, al ser causante de 400.000 decesos al año, frente a un total de 1,1 millones atribuidos al virus de inmunodeficiencia humana (VIH).
Paraguay pretende acercarse a la meta de la erradicación de la tuberculosis para el año 2030 y reducir la incidencia de la enfermedad, que ahora es de 35 casos por cada 100.000 habitantes.
Para ello, el Ministerio de Salud pretende que todo caso diagnosticado con tuberculosis culmine su tratamiento y llegue a la curación, y que los pacientes reciban una asistencia cercana e integral, debido a que pueden presentar otras patologías, según la directora del Programa Nacional de Control de la Tuberculosis, Sarita Aguirre.
Aguirre agregó a través de un comunicado que es necesario eliminar el estigma y la discriminación que aún pesan sobre los pacientes con tuberculosis, y lograr que sean contenidos por la familia y la sociedad, sin discriminaciones.
“A raíz de esto (la discriminación), muchas veces la persona afectada con tuberculosis se deprime, se oculta de la sociedad y como consecuencia abandona el tratamiento”, declaró Aguirre.
La tuberculosis es la enfermedad infecciosa más letal, con más de 10 millones de nuevos casos y 1,8 millones de muertes al año (o 5.000 cada día), por encima de las víctimas mortales que causan el sida o la malaria.