EFE
Los GAR se desplegaron hace cinco meses en Irak para contribuir a la instrucción de las fuerzas de seguridad de ese país y unirse a los 425 militares españoles que, desde la base de Besmayah, a 60 kilómetros de Bagdad, realizan esta misma función.
Un segundo grupo de guardias civiles españoles relevó al primer contingente de agentes y comenzó a desplegarse en la zona, donde permanecerá cuatro meses y medio.
Son 21 miembros del GAR, un especialista en desactivación de explosivos, otro en policía judicial y otro en intervención de armas.
La misión de los GAR en Irak tiene una duración de dos años, durante los que se irá renovando el contingente.
Según relató el teniente Caetano, el grupo más numeroso adiestrado hasta ahora por la Guardia Civil española estaba formado por 600 reclutas de la Policía Federal de Irak, con edades comprendidas entre los 18 y los 55 años, que sólo contaban, hasta ese momento, con una formación de cuatro semanas en una academia muy básica.
Este grupo, tras su formación, se unió al ejército de Irak para la toma definitiva de Mosul, uno de los bastiones del EI.
Entre las materias del programa formativo, los policías iraquíes practicaron el manejo de armas, tiro básico y avanzado, entrenamiento físico, combate en zonas urbanas, actuación ante riesgo de explosivos y recuperación de heridos.
El teniente reconoció que el terrorismo de ETA, contra el que los GAR lucharon algunas décadas, es diferente al del EI, pero aún así la experiencia en las técnicas de lucha y la visión que se tiene de esa lacra les facilitó las labores de formación.
De esta manera, las fuerzas de seguridad españolas están “ayudando a otro país a luchar contra el problema del terrorismo”, afirmó el oficial español. Al mismo tiempo, se trata de “proteger nuestras fronteras desde allí”, enfatizó.
