Con errores, virtudes, un revés en el marcador, excelentes jugadas colectivas, grandes tapadas, todo comprimido en 94 minutos de juego y con dos equipos que nunca se rindieron.
Lo abultado del marcador es por un motivo: la inexistente marca en el mediocampo y las defensas que no supieron afinar sus marcas.
Será algo para ver tanto para Fernando Jubero como Eduardo Rivera la poca contención que tuvo sus respectivos volantes, eso transformó a la mediacancha en una zona de libre tránsito y le dio verticalidad al juego, algo atractivo para cualquier espectador neutral.
UNO Y UNO. El primer tiempo se vio a un Luqueño que aprovechó mejor sus oportunidades, con mucho juego asociado de toque y con los volantes llegando a profundidad. Pese a eso, el marcador terminó igualado, ya que Ortega y Di Vanni no supieron concretar todas las ocasiones de gol que tuvieron.
La segunda etapa fue toda del Aurinegro, aunque inició con el gol de Óscar Ruiz en contra que puso el 2-1 para Luqueño.
Con un Luis De la Cruz más suelto y Marcelo Palau que llegó para mover los hilos de creación del Indio, los chicos de Jubero tuvieron mayor posesión y llegaron más al área de Giménez. Aunque cada contragolpe hacía sufrir.
ACOMPAÑADO. El ingreso de Claudio Correa favoreció a Fernando Fernández, ya que el Ogro llevaba marcas y el goleador podía ser más punzante en el área chica.
Fernández, sin dudas, tiene una relación cercana con el gol, porque si es que no convierte, la pelota lo persigue y hasta de carambola emboca.
La contundencia de Guaraní en la segunda parte permitió que ganara, diera vuelta el marcador y se acerque a la lucha por el Clausura.