Cuando el 22 de diciembre de 1992 salían a la luz los documentos que los cancerberos de la dictadura stronista habían guardado celosamente, pensando que un día volverían con todo su boato y poder, una de las carpetas que logré revisar al vuelo, en el pasamanos que hacíamos para cargar los acervos a un camión para su traslado al Palacio de Justicia, contenía la fotocopia completa del Congreso de la Liga Mundial Anticomunista que se preparó y realizó en Asunción en 1979. Los nombres que saltaron inmediatamente de entre esos papeles –por ser conocidos– eran los de Martín Chiola (parlamentario stronista), Antonio Campos Alum (jefe de la Técnica, centro de represión anticomunista) y Eladio Loizaga (hoy canciller).
Al día siguiente, fui al Poder Judicial a empezar la tarea arqueológica de documentos que durante meses nos permitió a los periodistas –y a los medios– reproducir historias, unir antecedentes y reconstruir pasajes de la más longeva de las criminales dictaduras latinoamericanas, la de Stroessner. Y allí estaba la carpeta.
Pasarían 24 años para que la historia retornara como denuncia política del más alto nivel diplomático e internacional para remover la osamenta esclerosada de los stronistas. Ahora el asunto estalló en el ring internacional. La canciller venezolana, Delcy Rodríguez, señaló a su par paraguayo, Eladio Loizaga, como funcionario del Cóndor, tras el anuncio de este de congelamiento de relaciones diplomáticas entre ambas naciones, tras las declaraciones del presidente Nicolás Maduro de que Venezuela es perseguida por “una oligarquía paraguaya corrupta y narcotraficante”, ante la posición paraguaya de no reconocer la presidencia pro témpore del país caribeño en el Mercosur. Loizaga negó su vínculo, diciendo que tenía 12 años. Sin embargo, tenía alrededor de 26 y ya era funcionario de Cancillería.
La Liga Mundial Anticomunista había sido creada en Corea del Sur, con apoyo de Taiwán, con Moon y criminales de guerra nazis y japoneses, para perseguir a los movimientos antidictatoriales en el mundo, en particular a aquellos de izquierda. Loizaga había sido activo operador del Congreso en Asunción. Era uno de los secretarios de aquel cónclave que reunió en Asunción a lo más duro de la ultraderecha planetaria. Una instancia que promovía la destrucción de personas de ideología diferente a la de ellos y violentaba cualquier principio democrático. Y prestó apoyo al Operativo Cóndor, la internacional de la muerte, creada por las dictaduras sudamericanas en noviembre de 1975.
Ahora Loizaga dicta cátedras de democracia y representa a Paraguay ante el mundo, inclusive en DDHH, en la ONU...