Supongamos que usted va a un negocio donde venden armas y pide un revólver calibre 38 milímetros; el vendedor le responderá que no existen revólveres de ese calibre.
Como estamos en plena crisis comercial, no se vende nada y los negocios están desiertos, es probable que el empleado del que visita usted, para pasar el tiempo, le explique que el calibre es el diámetro interior de las armas de fuego, y que se puede medir en pulgadas o en milímetros; que el calibre 22 (0,22 pulgada) es el calibre 5,6 milímetros; el calibre 32 (0,32 pulgada) es el de 7,65 milímetros; que el calibre 38 no tiene 0,38 pulgada, pero se lo llama 38; 38 a secas.
Supongamos que usted, curioso, pregunta si tienen escopetas calibre 12 milímetros. Calibre 12 sí, pero no 12 milímetros, responderá el vendedor, que se llama Pérez (se lo ha dicho en el curso de la conversación). Como usted es el único cliente, Pérez le explicará que, en las escopetas, el calibre no se mide en centímetros milímetros; que se trata de una medida convencional, y con esta característica: cuanto mayor el número, menor el calibre (el calibre 10 es dos veces mayor que el calibre 20).
El vendedor se sorprende cuando usted le habla de rifles calibre 22 milímetros y escopetas 28 (0,28 pulgadas), y termina por preguntarle: ¿de dónde ha sacado usted esos calibres? Usted le contesta: son calibres legales. ¿Legales por qué?, pregunta el otro. Porque figuran en un documento público, el expediente del caso Curuguaty, y de acuerdo con informes periciales. Pérez piensa antes de replicar: por lo visto, existe una marcada diferencia entre lo legal y lo real. Señor Pérez, ¿entonces están mal esas pericias? Amigo, yo no voy a opinar porque no quiero problemas legales; usted, si quiere informarse, busque “calibre” en la Wikipedia, ¡no me meta en líos!
¡No se enoje, señor Pérez, que aprendo tanto hablando con usted!
¿Cómo se distinguen las municiones de los distintos calibres de escopeta? Pérez, apaciguado, le contesta: no se las puede distinguir.
Pacientemente, el comerciante le explica que las municiones son unos balines o pelotitas de plomo que se pueden disparar con los distintos calibres de escopeta; la munición perdiguera, por ejemplo, se puede tirar con un calibre 10 o un calibre 20; por el contrario, una pistola 22 solo puede tirar balas de 22; una pistola 32, de 32. ¿Por qué la Fiscalía habló de municiones calibre 12 en el caso Curuguaty?, pregunta usted. ¡Porque la Fiscalía hace lo que quiere, pero no diga usted que se lo dije!
Usted piensa: si ni siquiera acertaron en el calibre de las armas, ¿qué clase de proceso es ese? Después se dice: el calibre es lo de menos, porque no han probado que ningún procesado tuviera, ni que hubiera disparado una escopeta; estamos en el Paraguay.